Grito Vacío
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domingo, 1 de mayo de 2011

Jak Death 2

Ahora el camino se endureció, contempló que su fuerza nunca sirvió de nada, sus esfuerzos eran inútiles, aquella magnífica figura era capaz de arrebatar la vida contemplándote a los ojos. Pero él le seguía admirando, no sabía por qué. El tiempo pasaba y cada segundo era una eternidad dónde con sabiduría su maestro le enseñaba sabiamente. Aprendió que ahora su futuro era como su pasado, vacío. Su esencia de demonio seguía martirizándolo y trastornándolo…
-DEMONIO, CONVIERTETE EN ÁNGEL. APRENDE QUE LAS BARRERAS LAS PONE TU MENTE.
-¿Qué quiere que haga?; mis fuerzas flaquean, no sé quién soy ni adónde voy.
-PARA APRENDER HAS DE VIVIR. VIDA QUE YO NO TE PUEDO OTORGAR. BAJA AL MUNDO HUMANO Y VIVE.
-No, quiero estar con usted y aprender.
-EL MEJOR MAESTRO ES EL TIEMPO Y LA VIDA. TRANQUILO, ALGUN DÍA VOLVERÉ, SIEMPRE VUELVO…
Y como en un sueño, el pequeño demonio bajó al mundo. Se ocultó entre seres de los que solo había visto durante sus últimos minutos de vida. Un gran mundo se extendía de nuevo bajo sus pies. Pero volvía a estar solo, otra vez. Pronto le vieron aquellos seres monstruosos, seres que nunca les hicieron falta garras, ni colmillos. Le maltrataron sin motivo, sus lloros eran ahogados por los golpes de aquellos seres. ¿Dónde están los ángeles? ¿Cuál era la obra maestra de Dios? Aquellos seres eran endiablados, pronto volvió su sed, sed de venganza. Sus flamas volvieron pero por mucho que quisiese ellos eran mucho más fuertes, tenían armas que herían, armas peores que las lamas del infierno, peores que las flechas de los ángeles. Pronto descubrió que su maestro no era el ser que mataba a los humanos, no hacía falta, ya se mataban entre ellos. Consiguió huir entre las callejuelas de la terrible ciudad. Ya estaba harto de tanta ira, tanto dolor, tanto sufrimiento. Decidió ocultarse transformándose en uno de ellos. Se transformó en un niño joven de quince años, descubrió algo llamado escuela donde los jóvenes aprendían. Así que entre trampas y engaños entró en un instituto donde a pesar de su transformación, a pesar de ser igual, le dejaban de lado. Sus vestiduras negras y sus botas oscuras imponían miedo entre los alumnos, no era su intención. Pero ahora ya le daba igual, ahora quería “aprender”. Así que cada día que pasaba más cosas sabía sobre aquel mundo. Su presencia incomodaba a ciertos alumnos, algunos llegaban al punto de golpearle, pero sus golpes no le hacían daño, el provenía de un lugar peor. Intentó relacionarse pero no lo consiguió, así que siguió con su obra de teatro. El mismo adoptó su propio nombre, Jak.
Mientras Jack iba hacía el instituto vio a un grupo de matones de barrio que molestaban a las jóvenes que pasaban por su lado. Vio que había una compañera suya entre ellas, no era su problema, así que continuó.
-¡Ayuda! Por favor, ayúdanos…
Él se giró y vio como le pedía ayuda, a él. Era la primera vez que alguien le hablaba en mucho tiempo.
-Vosotros dejadlas en paz –su voz sonó fría, sonó extraña.
-¿Y si no queremos? –mofándose de él, no sabía porque pero le molestó más que nuca- así que, continua tu camino bicho raro.
Dejó su mochila en el suelo, sus ojos cambiaron de color, se volvieron rojos. Su cabello negro y liso tapaba parte de su rostro, mientras, él seguía caminando hacia ellos con la cabeza gacha.  Cuando estuvo bastante cerca los volvió a mirar a los ojos con todo su ira, la chispa de la venganza brillaba en ellos, estaban a punto de estallar.
-He dicho que os marchéis, no me hagáis enfadar.
-Uuups, que miedo, el bicho raro se está enfadando, ¡vuelve a tu cloaca rata!
-No digáis que os avisé.
De la nada en sus manos aparecieron unas vendas cubriendo sus manos, se lanzó a por ellos con toda su fuerza, a cada uno solo se hizo falta asestarle un golpe para dejarlos inconscientes. Las chicas continuaban contemplando la escena, le contemplaron a él mirándole a los ojos y vieron como cambiaron de color, de rojo sangre a castaño oscuro. Todas pensaron que era una ilusión.
-Gracias.
-De nada…
Miró la hora en una farmacia, faltaban cinco minutos. Llegaría tarde, decidió empezar a correr. Aquello era para él uno de los pequeños placeres, correr y saltar libremente por aquella ciudad. Llegó tarde, así que tuvo que esperarse en un aula de estudio hasta la siguiente hora. Por la puerta entró una chica de las que anteriormente había ayudado.
-Hola, -dijo entre susurros- parece que también has llegado tarde.
-Sí.
-Gracias por lo de antes…
-No hace falta que me las des. No ha sido nada.
Continuaron toda la hora en silencio. Sus ojos de posaban en los de la chica, le atraían. Los cabellos castaños relucían ante un chorro de luz. Cuanta belleza, pensaba. La joven alzó la vista y le regaló una sonrisa. Él contempló aquella sonrisa como la última cosa del mundo. Sonó la campana que anunciaba el cambio de clase. Subieron en silencio las escaleras, llegaron a la puerta y entraron.
Las horas pasaban y aquella sonrisa no se borraba de su mente. Aquellos labios rosados, aquellos ojos castaños le daban esperanza. Y los días empezaron a correr a una velocidad espantosa.

Jak salió del instituto tarde, la luna ya era visible y las estrellas acudían en manada. La noche, cuanto la amaba, aquel silencio cómplice, aquellas penas ahogas entre copas y un amor descarriado. Cargó su mochila y empezó a andar cerca de un río, contemplaba los peces nadar. Que belleza, aquella simplicidad era perfecta, aquella paz era perfecta, aquello era… aburrido. Solamente los ojos de la joven le hacían aún sentir escalofríos ¿Qué era aquella sensación? Le costaba respirar siempre que la recordaba. En sus pesadillas la devoraba como un simple pedazo de carne, mientras, se la ofrecía a su padre para que le volviese a aceptar en el infierno. Empezaba a sentir miedo. Se transformó en lobo cuando la luna ya era en lo alto. Corrió libremente por la senda y se fundió entre las sombras. Le encantaba aquella bestia. El lobo, símbolo de libertad. Ahora iba a esconderse para pasar la noche. En sus sueños, había una figura alta; su maestro.
-HOLA, CUANTO TIEMPO. AHORA DEBES ESCONDERTE, ÁNGELES Y DEMONIOS TE BUSCAN PARA DARTE CAZA. PROTEGE AQUELLO QUE AMAS Y RECUERDA: CUERPO DE DEMONIO, CORAZÓN DE ÁNGEL, FUERZA DE LA MUERTE...
La Muerte le entregó su guadaña, pidiéndole que la cuidase. Su turno en esta historia se había acabado.
Al despertar, encontró la guadaña tirada en el suelo a su lado, en la empuñadura la inscripción había cambiado. Rezaba: Los demonios nunca lloran.
Sus preguntas taladraban su cabeza, esa guadaña seguía estando allí, no era un sueño. Su maestro le había dejado solo para siempre, otra vez. La cogió y esta cambió de forma repentinamente, transformándose en unos guantes de cuero negro cortados por los dedos. Se asombró del poder que emanaban aquellos guantes. Pero era hora de marchar, no quería volver a llegar tarde.
El tiempo pasaba inevitablemente, pero los ojos de aquella chica estaban en su mente. No sabía por qué. Ese mismo día decidió averiguar el por qué. Se lo preguntó a ella.
-Hola, Zaida ¿Podemos hablar en privado? –pronto la clase ya estaba maldiciendo a aquel demonio solamente por hablar a otra persona.
La chica sorprendida le siguió sin decir nada. Salieron del aula y se giró hacia ella mirándola a los ojos y le dijo:
-Quiero saber que encierran esos ojos. Quiero saber qué es esto que siento en el pecho cuando te veo, quiero…
Ella le interrumpió con un suave beso en la comisura de los labios, una sensación cálida recorría todo su cuerpo.
-No sé, pero desde que te vi supe que eras diferente a todos. Eso me gusta –añadió con una sonrisa picarona-.
-Zaida, dime que es lo que siento, por favor.
Y con la sonrisa en los labios se escabulló entre sus manos.
Aún con el corazón en el pecho seguía pensando, menudo error eso de pensar, se dijo a si mismo.

Los días pasaron, él aún recordaba aquellos instantes para él ya eternos. En sus sueños recordaba pasadas batallas en las que nunca consiguió una victoria definitiva. Recordaba cuando sintió las tristes lágrimas del infierno recorrer sus mejillas y con odio arrebataba con fuerza las cabezas de los diablos que se atrevía a ofenderle. Las llamas aún formaban parte de su pasado y como el terror de los ángeles seguía estando a las órdenes de su antiguo padre…

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