Grito Vacío
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martes, 31 de enero de 2012

Suerte, es lo que me queda

Más rápido veo el mundo, siento que soy el traidor que cambió sus colores por una tonalidad negra que me funde con está ciudad. Pero las latas siguen siendo pateadas por los perros que andan por esta ciudad ya golpeada sin piedad. No tengo palabras para esta situación, el fango, la lluvia y la humillación están corriendo sin detenerse por las alcantarillas. Se marchan, se esconden. El sol, el amanecer. Ella ha llegado a la ciudad, esta vez tengo miedo. No va a tener piedad, pero que remedio me queda. Estoy solo y necesito alguien con quien pasar un rato entre pelea y fiesta. Un instante que pueda mirarla a los ojos, sonreír, secar mi sudor y volver a comenzar a luchar. 

No hay rutina en esta ciudad, en cada esquina hay un ladrón que por un módico precio te rebana el pescuezo de tres formas distintas, claro siempre puedes elegir la tarifa y la manera. Eso es verdad, el crimen que hay es único en el mundo, los salvajes son asesinados como perros. Solo los más preparados viven sin pasar hambre. Sus trajes nos enseñan sus engaños, engaños con los que han ganado el pan para toda vida. Mentirosos que luchan por el pueblo que habita en su propia casa o la reflejada en un espejo. No hay un juego, hay estafa. Una mentira que pudre las almas de esta malvada ciudad que se ha vuelto gris. Los cigarrillos son devorados por fumadores sin piedad entre los cinco minutos de descanso o de merienda. 

No esperes venganza, estamos en su red de araña. Estamos chapoteando en el barro, otros en tierras movedizas y mis favoritos cavan su propia tumba. Tengo miedo, es cierto, pero el ruido desenfrenado de este escenario me emociona, me acelera, me vuelve más bestia. Pero entonces llega la noche, las calles se pueblan de prostitutas honradas, de polis corruptos, de hombres que salen a luchar y otras mujeres que deciden ir a cazar. El mal reina en esta ciudad, es verdad. Mentiría si os dijese que no me ha corrompido, mentiría. Pero en esta ciudad no hay niño que ya no esté condenado, no hay beata que no hayan matado a algún mamonazo. 

Siento asco hacia esta ciudad, también es verdad. El infierno no se puede comparar con los portones de las catacumbas de este lugar. Pero en el fondo amo este lugar, este sitio me ha hecho como soy. Me ha hecho mirar mis manos, me ha hecho despertar. Los casinos fueron mi recreo, las calles el colegio y me gradué en los corredores de diferentes prisiones. Pero entonces llega la noche, música, insultos, la vida se vive como el último día fuese hoy mismo, en la ciudad del pecado no hay un día para aburrirse. Así que te invito a venir, a venir a mi ciudad, la ciudad del infierno, la ciudad del juego, la ciudad del pecado, la ciudad conocida como...

Sin City

lunes, 30 de enero de 2012

Pirómides

No hay más pensamientos que me permitan llevarte al cielo. Me gustaria besarte desnuda en mi cama perdida allá en el firmamento. Pero seamos gente de carne y hueso. Es un sueño demasiado precioso, no es real. Ahora no es el bueno quién se lleva a la chica, es la chica quien elije al malo. Y eso ya me esta pasando demasiado. Me estoy cansando. Mis nervios estan endormecidos y ni tus palabras me despiertan. Me hacen ver el abismo que nos separa. No soy yo, tú no me quieres y me quiero tirar al pozo, allí almenos me podré ahogar en la oscuridad del pánico.

No tengo tierra, no tengo nombre pero aún así se que si quiero por tí detengo hasta el tiempo.

Hablemos en plata y dejemos el oro para los sueños de los necios...


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domingo, 29 de enero de 2012

Cada vez es peor

Y pensar que estoy en el medio de una calle tirado mientras la música suena y la cara se me llena lágrimas secas. Y pensar que pensar es lo único que hago. Quiero tumbar todas las paredes, quiero alzar la mirar al cielo y poder ver el nombre de la persona que amo en el firmamento. Pero no tengo corazón ni persona a la que amar. Soy la roca en el camino que se lamenta. Soy el suelo por el que todos andan. Soy el viento que el mundo respira. Soy todo eso además de no ser nada.

En los bosques mis caricias las tendrían los árboles, en el mar la arena seria mi manta que me cubra cada noche. El secreto de vivir eternamente se esconde dentro de la piedra que llamamos corazón. Con él podemos partir el mundo, sin él solo somos cáscaras vacías. Este es mi secreto, el secreto de estar muerto y seguir despierto para jugar otra partida a los dados. Este es mi rincón más allá del infinito, este es mi corazón y yo lo llamo carbón.

Miro la pantalla de mi ordenador, lamento haber comenzado a escribir. Lamento que leáis esto. Pero he comenzado y no pienso pararlo. Cada letra es un mundo, y cada mundo tiene un corazón de tinta. De mí una bestia toma el control, de mí surgen millones de palabras que fluyen sin detenerse y a día de hoy, me hieren. No domino este juego, no quiero ser pieza en este tablero. Quiero estar sentado abrazado por las sombras mientras que absorto miro el cielo. Quiero tener ese segundo que me haga reflexionar durante la corta eternidad.  Soy el vasallo de la realidad, soy la pluma que en su día fue una ave grandiosa. Ahora la tinta de mi tintero derrama las lágrimas que yo nunca puede derramar.

Vacío por fuera, podrido por dentro. Me autocompadezco, me limito a lamerme mis heridas. Soy débil, soy patético. Un cobarde, con más miedo que sangre. Así que me he cansado, es hora de volver a comenzar....

La Sole

Estoy solo en este mundo. Es cierto, yo no lo niego, ahora no me arrepiento. Gracias a ello veo el mundo de otro color, por eso cuando te veo mis cicatrices desean abrirse. Vuelven a sangrar entre los labios carmesí que pecan por su sensualidad. Esto no es casualidad, estoy sentado en mi cama y tu nombre resuena en mi cabeza. No me fío, nunca serás mía. Esta vez no quiero jugar. Hoy no pienso apostar. Se que nunca te tendré entre mis brazos, pero me obligo a sonreírte para que te olvides de mí.

Soy de piedra, muestro la herida a cualquiera que desee pisotearme. Alguna vez te escribiré una carta con las estrellas que cubren mi celda. Alguna vez te diré al oído que ahora estás en mi corazón. Mi soledad me ha hecho fuerte, me ha hecho grande pero me ha arrebatado todas mis lágrimas.

Veo como lentamente mi herida se junta con el pasado. Un dolor atroz me ata la garganta, pero mi palma está armada con mi pluma de color escarlata, a ella jamás la harán callar. Necesito estallar, que fluya toda esta mierda encerrada en mi alma. No quiero olvidar, demasiadas cagadas en esta historia mal contada. Así que cierro mis ojos, la soledad me envuelve en esta cálida habitación, al fondo está mi cama. Quiero la chispa de rabia que me haga levantar la cabeza. Una palabra corta que al decirla suena interminable.

No voy a contar con nadie para esta aventura. Esta es mi propia chapuza que me estoy preparando para levantarme todos los días antes de salir el sol. En mi cama está mi libreta, la única que me escucha sin contarme su vida. Pero es una amante peligrosa, a cambio de esos segundos de placer, me pide que cada una de mis palabras siempre tengan un hilo de oro y venganza...

viernes, 27 de enero de 2012

Antes de subir a nuestra azotea

Allá escondido entre los silencios de esta cruel obra, una pobre bestia quedó encerrada. La única llave que abre su jaula está encerrada en tu corazón. Él te servirá si no consigue devorarte. Piensa lentamente tus opciones. Recuerda que ya no te queda tiempo. Oblígate a bailar entre estas paredes llenas de estacas. No voy a dejar que salgas. 

Más allá del mar se esconde el secreto de rara personalidad. Nadie me mira por encima del hombro pero se que soy el peldaño más bajo, me da igual. Si me motivo los puedo derrocar con facilidad. Se que puedo arrasar todo aquello que tenga alrededor. La venganza, la ira te dan poder pero te arrebatan el amor. A día de hoy no hay nada que me importe más que llenar este hueco que tengo dentro del pecho. 

El frío y gélido viento de aquí me obliga a marcharme entre las horas, me hace que me esconda de la luz, que ande bajo la lluvia que arrecia con fuerza. No quiero más palabras, quiero dormir al lado de tu ventana. Quiero recoger mi botella de ginebra que está allí tirada. Nadie se acerca a esta pocilga porque nadie quiere ensuciarse las manos. Solo los mendigos conocen esta profecía...

Y en el cielo oscuro las sombras danzan entre las espadas de esta macabra realidad. Sus ojos negros vigilan impasibles la eternidad de esta ciudad que por sus intereses nunca será arrasada. Todos aquí encerrados entre las murallas de esta cárcel tan grande. No quiero amor, porque a cada día que vuelvo a mi casa, te veo sentada enfrente a mi ventana con esos ojos azules llenos de vida. Pero tú también estás encerrada, lo sabes y tampoco te gusta. También se que a mi vecino tampoco le gusta. Esta paz de metal es cada vez más falsa. 

Es hora de levantarse de la cama. Madre voy a salir. ¿Dónde voy? A regalarle a mi ciudad la libertad que tanto han amado...

jueves, 26 de enero de 2012

De paseo

Recuerdo un día en el que muchos olvidaron llorar, un día en el que todos mis días se hundieron lentamente entre las cenizas de esta angustiosa hoguera. Pienso que debo cambiar todo mi norte, tomar como mi guía al este, quiero ver donde se esconde el sol. Quiero saltar el muro que me separa del resto del mundo.

Pero desde mis azoteas sigue sin aparecer otro cazador. Todos se han marchado de esta barco repleto de nubes. Desde aquí veo el cielo sin estrellas. Desde aquí veo a la gente reír, les veo felices y tristes. Les veo... ¿No soy persona para disfrutar como ellos? Pero a pesar de ser ciego estoy condenado a ver lo que el mundo me muestra y anotarlo en mi cuaderno de sangre negra. Mi tintero se quiebra en este cielo gris. Tengo que bajar a por más alimento, la noche es larga y aún me quedan hojas que llenar...

Parado enfrente la tienda veo unos ojos al otro lado de la acera. Se cruzan con los míos, te sientes sola. Esa luz se apaga mientras tu sonrisa se ensancha a cada trago de esa dulce venganza. Quieres olvidar, el sol no ha caído y ya te has perdido entre estas barras de oscuras aventuras más allá de la noche. No se quién eres pero no seré esta noche tu acompañante. No me incumben tus deseos y menos tus sueños, esta noche quiero seguir reunido con mi whisky sin hielo ya que hoy no me quedaba más ron negrita. 


No quiero tener a nadie, quiero saber quién se reunirá conmigo al final de este pétreo camino. Pero ya estoy en mi tejado, otro día frío en esta terrible ciudad. Creo que tengo que volver a mi celda allí en el cielo. Así que me encierro. Me siento a esperar que cese el viento y me pongo a trabajar enserio...

martes, 24 de enero de 2012

Mi celda


Eres la suma de mi mundo, un suspiro en el olvido, oh mujer de agua. ¿De qué pecaste? ¿Por qué te dejaste encerrar en esta prisión más allá del oeste? Ningún caballero te vendrá buscar, esto va más allá de los cielos, esto es un castigo de nuestro infierno. Lágrimas de azúcar, hacen quebrar mi corazón al verte llorar. Enfrente de mí estas tú. Detrás de ti se extiende la libertad de mi barca.

Mi vida de río pronto desembocará, mi alma de agua pronto se evaporará. No conozco lugar más allá de estos barrotes, pero en tus ojos he visto los océanos, he visto los ojos del cielo, he visto el odio y dolor, he visto amor…

Sentado en mi camastro miro el techo gris, las nubes cubren nuestro cielo del mismo color, pero la única diferencia es que tu trabajas aquí. Y por mi escasa comida se pelean dos ratas que se escabullen entre los barrotes de esta patética celda. Cuento los días que han pasado, ya no me queda espacio en la pared para marcar el nuevo amanecer.

Me siento impasible, no siento dolor, no siento amor. Mis heridas cicatrizan mientras sentado en medio de mi celda el tiempo transcurre imparable como una bestia bajo la luna llena, salvaje, bestial... Yo quería ser libre, quería solo correr, que me quitasen esta correa que ahora me está degollando suavemente.

Un sentimiento frío me envuelve, es diferente. No es malo, no es bueno, es diferente. No mira, siente. No toca, agarra. No piensa, reflexiona... Las heridas están cicatrizando, mis callos me han endurecido la piel. Mis huesos están entumecidos. Ahora he de luchar, no pienso perder aquí encerrado, mejor morir en pie que ser arrodillado....

jueves, 19 de enero de 2012

Con amor, desde mi jardín

Veo como marchas entre las plumas de aquellas magníficas alas plateadas. Un vacío se apoderaba de mi ser, no había sentimiento, solo ansias de llenar ese hueco me dejaste en el corazón. No quería luchar, esta vez fracasar no era una opción. Así que por la misma ventana decidí saltar. Hoy quiero echarme en la hierba. No quiero que me miren.
Así que me decido marchar con tranquilidad andando por la cera como una persona normal, mi mirada vagaba perdida. El anochecer se acercaba y las lágrimas de tus padres en mi recuerdo eran como puñales, tus ojos eran fuentes que me inspiraban millares de preguntas. Ahora no pienso formularlas, pienso que nunca me debí acercar a tu puerta.

Hoy veo que esta soledad me pudre por dentro, me da fuerzas pero me arrebata las lágrimas, me hace ir al compás de música que me droga, que me hace gritar. Intento ser más cruel, no me voy a detener, por eso te miraré desde este jardín con una escopeta en una mano y con el mundo de mi lado. Tú estarás sentada al lado de un ángel, pero yo seré Dios. No quiero paz, la guerra comenzó hace mucho. No quería darme cuenta, quería mirarte a los ojos y tenerte para mí. Ahora sin alma proclamo una guerra a la que me voy a volver a colgar mis revólveres, a calzar unas botas y ponerme una gabardina que baile con el viento. Porque yo estoy en lo alto y pienso caer para llevarme a todo ser que me ose enfadar. No quiero ser una deidad, solo quiero demostrar que mi naturaleza es cada vez más bestial.

Hoy no me pienso parar, ahora estoy feliz por ser el demonio que me hicieron. Pido al mundo que me mire, pido al mundo que me contemple. Soy una llama que pronto se convertirá en un mar de fuego que haga arder todo aquello que me envuelve. Yo prenderé y no seré el único.

Ángeles, demonios, hoy os escribo una carta desde un jardín tirado sin corazón y sin hogar. Pero gracias, hoy sonreiré después de cortaros la cabeza. Hoy sonreiré porque no tengo nada que perder. Hoy sonreiré porque al fin el mundo se revela contra lo divino....

martes, 17 de enero de 2012

La historia del hombre bueno...

Allá, en el fondo de un extraño lugar, allí perdí mi nombre. Quiero recordar la voz que me dio la fuerza para andar. El fuego de esta ciudad se esconde entre las sombras de las farolas. Llamas negras que se rinden a un dios cruel. Pero en los tejados me siento a salvo, en el alféizar me fumo pausadamente mi cigarrillo. Seguro que si Dios tiene un plan preparado, seguro que habrán muchos fuegos artificiales, sangre y terror. Pero un hombre sabio me dijo una vez, "Temed la ira del hombre bueno, porque de él provendrá la fuerza de los cielos y de los infiernos".

Pero creo que me tendré que conformar con este olor a azufre, a pena, a dolor. Miro arriba, algún día debería bajar a las calles y volver a andar. Eso de volar ya está muy visto. Así que salto, me precipito al vacío. Maldito frío. Prefiero el viento del verano, ese cálido suspiro que me hace elevarme al cielo. Prefiero la lluvia del verano, esas gotas que enfrían tu cuerpo, el sol... Pero todo este se acabó. Veo a los ángeles cargados de flechas saliendo de las nubes, veo los demonios con sus trajes saliendo de grises edificios y engalardonados con trajes limpios y arreglados.

El suelo es resbaladizo, me escondo en el primer callejón. Este juego a pasado a manos de gigantes. Marcho hacia tu habitación. Tengo prisa, así que cojo un taxi. Pero al llamar a tu puerta tu padre me mira con sus ojos grises, me miraban llenos de lágrimas. Lo aparto de la puerta. Subo las escaleras de un salto. No abres la puerta. La derrumbo de una patada...

Un ángel te tenia entre sus brazos, te besaba. Tu rostro miraba sus ojos de oro. El te acariciaba, en mi bullía una rabia que volvía. ¿Pero que podía hacer? El te protegería del amanecer. Pero de sus manos una daga se clavó en tu costado. Tus ojos llenos de lágrimas me miraron. Me dijiste que le amabas, me sentía dolido. Tu vida pasaba a sus manos. Yo solo era un estorbo...


El cielo por fin se había vengado...

domingo, 15 de enero de 2012

Cumpliré mi vendetta

Estad seguros que en mi oscura y silenciosa habitación, el odio me consume. Mi sonrisa se ensancha, la conciencia se marcha. Mis remordimientos se van esfumando. No entiendo que me pasa pero me gusta este juego con piezas de fuego. El frío empieza a acojonarse frente a mi rabia. Quiero venganza. Saborear el poder del dolor, el sabor amargo de la venganza. Destrozar una cara y que me importe una mierda el prójimo. Ser el egoísta que te agarre entre las sombras y haga de tu mejor sueño, el terror de tus peores pesadillas. Estar en el infierno, bajo miles de kilometros bajo tierra y sentirme en lo alto de esta patética obra de teatro.

No puedo fingir ser malvado, porque seria un insulto al nombre. Una ofensa al orden del universo. Un caos preestablecido. Sentado en mi silla ya no se escucha ni música, el silencio es presa del pánico. Mis pensamientos se expanden como las llamas sobre la gasolina. Pero aún no han prendido. Quiero conocer lo que hay detrás de la puerta de mi habitación. Se lo que es amor y odio. He esperado al corazón que  me haga mirar arriba, que me haga volar, pero sin saber que esta oscuridad es cálida y me abriga allá donde yo esté. En la cueva más fría y oscura, en un pozo tan profundo que llegue a las entrañas de la tierra. Donde los demonios bailan con el susurro de aquellos que se han sumergido en la locura, más allá de la muerte.

No, una negación que en ese día podre olvidar. No habrá límites, mis risas harán encabritar a los dioses pero mi puño les romperá los dientes. Ni la muerte me alcanzará y no porque sea más rápido, sino porque la tiraré a los perros. Un silencio corto. Un suspiro. Un segundo. Una calada. Un paso. Una silla en una habitación cuadrada, sin cama, sin ventana. No hay luz. Encerrado en una especie de prisión peor que la anterior, me hace cruzar una puerta más hacia la locura. Todo cuece, en este caldero  mi rabia enciende la llama, mi envidia hecha la carne que tendré que devorar, la paciencia pudre las verduras y la lujuria espera sentada en una silla mirándome desde el otro extremo. Su cara de lobo me mira, sus ojos ven todo aquello que deseo. No solo placer carnal, la gula también está encerrada en esos ojos ambarinos.

Unas llaves me sacan de mi ensoñaciones, y entonces vuelvo a la habitación llena de arañazos ensangrentados en las paredes. Aquel reflejo en el espejo, aquella manta roja. Aquella habitación tétrica era la prueba de mi locura, estoy enfermo. En mi mente solo había espacio para una frase....

"Ojalá vivas en tiempos interesantes".



Oh! Lindos corderos, me encerrasteis entre cuatro paredes. Pronto saldré, será inevitable. Solo puedo deciros que rodarán cabezas...

miércoles, 11 de enero de 2012

Ante todo seré Dunkelheit Werwolf

Se que he decepcionado a mis hermanos y hermanas porque no me riñen ni me gritan, solo me miran con ojos tristes y perdidos. Miro mi calendario y veo que hoy es el día. Las nubes se asoman por detrás de las montañas. Así que decido marchar a aquel silencioso y curioso lugar...

No tengo hora, pero los nubarrones no tardarán en llegar. Los truenos y los rayos del pasado me dan otra perspectiva, así que cojo paraguas. Otro cuerpo sin vida al lado de la acera por el que voy andando, me mira y sigue andando. No tiene brillo, no tiene vida, no tiene color... A mis ojos el mundo no tiene miramientos y por eso corta sin dudarlo dos veces. Me molesto y escupo al suelo, cada vez me siento más asqueado. Hoy he visto que he agotado toda mi suerte. Rescato mi pitillera escondida entre los pliegues de mi cazadora y me siento en un banco, no tengo prisa. Fumo pausadamente y vuelven a mí, aquellas miradas que lentamente dejaban de molestarse, de cuando veían y sentían como les fallaba. ¡Joder qué rabia! Otro cigarro...

La lluvia llega, la estaba esperando. Me refugio entre los árboles que hay al margen. No es un bosque como me hubiese gustado pero me conformo con los campos. Es lo único que tengo a mano. Se me resbala mi cigarro de los labios, lástima. Bueno, así que si no hay fuego no tengo porque protegerme del agua.
Echo a andar y no puedo evitar recordar todas aquellas miradas que te lancé y aquellos ratos que te dediqué. Pero voy a pasar. Hoy me han pedido que haga un trabajo para un cliente importante.

Llego al lugar, compro un ramo de flores, lirios. Avanzo entre los portones y me enfilo entre las lápidas y avanzo hasta el lugar...

El móvil suena, no es una canción que me alegre. No era nadie. Así que entre las gotas de un once de enero de dos mil doce, pienso y no se lo que debería de hacer. Pero me duele saber que he decepcionado a los míos, a todos aquellos que creían que no iba a fallar, a todos ellos que apostaron por mí y que fracasé estrepitosamente. Pero lo que más me duele, es de no haber podido conocerte por mi ceguera, tú que me enseñaste las cosas buenas que tiene la vida, que me enseñaste el porque nunca he de ser bueno. Hoy me presento con mi nombre, me llamo Toni Torres y estoy en el anonimato. Hoy pienso tomar mi revancha, por tí. Tengo una deuda contigo y voy a saldarla...

Tomaré tu nombre de fantasía y tu corazón de tinta, recorreré las calles.
 Esta va por tí Dunkelheit W. Hoy voy a usarte como mi antifaz y volver a gritar como lo hacíamos los dos. 


Llamadme loco, pero este tiene que andar hacia delante y no me pienso detener. He cometido demasiados fallos.  


sábado, 7 de enero de 2012

¡Truenos, se avecina una tormenta!

En silencio me preparo para afilar mis espadas y reparar mi escudo y atarme las de más protecciones. No puedo avanzar. Al oír el estrepitoso tambor y veo como las carnes se excitan ante la batalla. Un lobo me mira desde lo arriba de la colina.
Una luna menguante nos esconde hasta llegar al campamento enemigo. Mis hombres se esparcieron, me dejan solo. Era parte del plan. Avanzo a tientas y saco mi cuchillo. Una sombra se mueve y yo me unos a sus serpenteantes curvas. El olor a sudor impregna el ambiente. Delante, una mujer de cabellos de la noche, sus ojos infinitos me miran como si mi manto de oscuridad no existiese. Pero de sus ojos había una chispa que me encendió.
Entró a la tienda más grande, ahí iría yo a parar. Era hora de actuar. Mi rugido despertó a mis hombres y como lobos empezaron a cazar. Me pongo delante de aquella tienda, dejo mi espada, mi escudo. Me cargo con rabia, pasión y una gran sed de venganza. Abro la tienda y tendido en el suelo encuentro el cuerpo de aquel que fue mi enemigo. Delante de él estaba la mujer a la que mi corazón la había intentado mirar. Su rostro de marfil, adopto un gesto felino. Limpiándose la sangre avanzó hacia mí. Sus caderas bailaban al compás de la perdición. Una sombra del tiempo, una diosa depuesta. Su sangre maldita me excita, el roce de su piel me llena de vida.
Un sabor dulzón de sus labios me sumió en su profundo sueño.

Al despertar encontré su mirada, solos en medio de la montaña. Sus cabellos de la negrura de la noche me hipnotizaron. No había nadie, ni hombres ni cadáveres. Solo el murmullo del mar y los secretos escondidos en una caracola. Perdido, pero con el corazón lleno de vida. La miro delante de mí, sentada. Y cuando la acaricié...

Los recuerdos fluyeron al compás de la melodía. La sangre de mi rival, la tienda, todo convertido en un mar de llamas. No hay ninguna mujer, se el camino. No tuve suerte, era algo predicho, algo ya escrito. El placer de la orgía de sangre, mis hombres ardiendo, mi sombra sonriendo con una espada de hoja negra. Las llamas del placer consumieron todo mi alrededor. Una brisa mi hizo girar, el grito del mar. Y echar a correr...

Estas sobre la piedra inmóvil en tu funda de piel dragón. Empuñadura de cuerno de demonio. Hoja de la guadaña del segador. Ligera como la pluma del ángel. Hoy tengo algo que decir mi querido mundo...

TIEMBLA

jueves, 5 de enero de 2012

No se donde estoy...

Reflexiono sobre mi pasado, presente y futuro. No estoy triste, no estoy contento, solo estoy. Sigo andando contra la corriente de gente que se interpone a mi destino, bueno, si lo tuviese. Pienso en que volvería a sonreír si estuviese a tu lado, pero no me gustaría. Me sentaría a ver el atardecer, pero no tengo lugar donde sentarme sin que me atropellen las preguntas.

No tengo respuestas, solo quiero volver. No contigo ni por tí, solo volver a esos ropajes negros y malditos, a esos instantes en que yo era un necio y arrogante que aún no se había dado contra el muro de la realidad. Me creí rebelde, fuerte y valiente. Pero eso solo fue otro instante en el que creía que si saltaba por tu ventana y sobrevivía era porque en realidad yo era salvaje. Una bestia con corazón.

Me hice el duro, me hice el chulo pero no soy otro blandengue con resistencia a tus pullas. Me conformo con ver otro amanecer, que todo siga igual que ayer, hasta que me canse. Entonces desearé que el cambio acabe con mi dolor y me pueda hacer de hierro y no equivocarme. Saltar y que nadie me pueda agarrar y retener entre las pierdas antes de convertirme en polvo. Pero solo es un sueño...

Entonces miro a mi alrededor, ya no se donde estoy. Por instantes me desconecté de la realidad. Mis pies me llevaron a un árbol. A la sombra de sus ramas secas y recostado en su tronco ya carcomido miro como el sol se esconde entre las montañas. La luna danza hacia lo más alto. Un silencio sepulcral invade la ciudad, el mundo se detiene, yo contengo el aliento. Este invierno es demasiado cálido para que me mosquee. En mi dedo corazón sigue el anillo que custodia mi secreto. Mi corazón se rompió una vez y lo demás fueron arañazos.

Quiero ser alguien, lo más difícil es salir de esta cárcel. No se como lo haré. No veo el cerrojo y no hay candado. No hay paredes ni barrotes. Así que miro el árbol y me veo igual que el. Muerto. Seco. Solo.
Solo hay una diferencia, que a mis pies yo no tengo maleza. Es hora de que me vuelva a poner la chaqueta negra... 

miércoles, 4 de enero de 2012

recorda, ràpit!!!!!!


A la lluna d’aquell estiu en que amb dos hores podia acariciar els suaus cabells de la llibertat, que una turmenta era un crit de rebel·lia front a l’univers. Però la meua historia poc a poc s’acaba, s’esgota com la sorra entre els dits. El vent coneix el meu nom i on em pot buscar. Sols demane uns segons on jo ja et pugui sentir a prop de mi. Oblidar-ho tot i seguir endavant.

Un home camina davant meua, portava els cabells malbaratats, una gavardina negra i fumava amb molta gana. L’olor a tabac impregnava el carreró. Ell provocava eixa boira tan incòmoda per a poder seguir endavant.

Trac un altre cigarret del paquet ja quasi desfet. Pense en cada nit en la que jo podia cridar mentre em rebel·lia contra qualsevol que em m’ho impedia. Era aquell que d’on fos treia un raig de força lo suficient fort com per a endur-me a qualsevol per davant. Però sempre sol, sempre.

Aquest no em deixa espai, me està molestant. Aquest fum està mesclant-se amb el olor de l’alcohol que hi està derramat al sòl. No tinc ganes de esperar, aplegaré amb retràs si aquest no s’aparta. –Disculpi, pots apartar-te? Molestes.

Em gire, un xaval de la meua mateixa edat em diu que m’aparte. Que moleste. Que sóc innecessari. –Qui te creus que eres?.

-Algú que no has de enfadar...
-Val. El deixe passar i mentre somriu orgullós, aleshores per un moment pense, qué faria jo en aquest moment?

Molt bé, escòria. Passe per el seu davant demostrant la diferència de qui te la força i qui es el dèbil que s’ha de sotmetre...

I aleshores recorde que hagués fet...

Una mà m’agafa del muscle i em tira cap enrere. Què collons es cre...?

I li mire als ulls, alce el meu puny i li colpege amb tota la meua força. El cigarret cau. Em mira aterrit. Una forta melancolia em recorda aquell passat que em passejava per el meu regne. El meu TERRITORI. Mire el carreró, el pobre insensat comença a córrer carrer avall. Gràcies per aquesta sensació. He de tornar a recordar.... 

martes, 3 de enero de 2012

Anonimato

Algún día miraré el cielo y dejaré de pensar. Algún día me miraré al espejo sin tener que odiar a mi reflejo. Algún día dejaré de ser yo mismo y me convertiré en otro cabrón que avanza sin miedo por esta ciudad.

Un cielo que no conoce nubes ni tormentas, me espera con toda su artillería mientras miro anonadado la belleza de su luna llena. Una llamada a una tierra desierta, una señal de socorro de alguien que jamás aprendió a gritar más allá de las paredes del silencio. Espera, un momento, necesito otra calada para avanzar sin dejar escapar el aire que nace dentro de mi pecho, algo podrido. Avanza, un minuto de sueños equivalen a cien espadas clavadas entre los poros de toda la piel. Retrocede, presa del pánico, cazado por el terror de otro sol que grita al amanecer trayendo a las huestes del infierno. 


Después de otro silencio alguien me llama por mi nombre, el sonido del oleaje me despeja la mente y vuelvo la vista al suelo. Quiero andar por mi sendero. No ser otro que elije ver el cielo esperando que una nube le haga un regalo que tanto desea. Conformándome con las piedras del camino, tropezando las noches en las que no hay luna y todo es oscuridad o cuando el cansancio me alcanza. 


Los años no se suman, se multiplican escondidos entre las mantas de mi cama. Primero, segundo o tercero, que más me da, nunca nadie me verá. Soy alguien, alguien que pasa desapercibido alguien anónimo. Soy un silencio, soy el silencio. 

Cuando me dejo tirado

Me he echado otra cabezadita en el jardín de detrás del parque. Otro día esperando a alguien que se atreva a apuñalarme. Miro las nubes, el cielo no se ve. El sol no sale y el frío no sabe apiadarse de nadie y menos de mí. Una vida de dolores y agonías, bonita visión de futuro. Pero a otra persona a la que quieren arrollar con historias y monsergas. Quiero volver a ver el cielo cubierto de estrellado, otra piedra rebotar por la superficie del lago de esta eterna realidad semiperfecta.

Otro silencio escondido entre las sombras de otro cero a la izquierda se hace querer de notar pero nada le duele más que salir de se escondrijo. Un muerto que grita ahogado al ver como su tierra muere presa del pánico y de las mentiras que pudren las sonrisas de las damiselas guerreras conocidas como Valkirias. El humo de otro cigarro me arranca los minutos de esta lenta espera. Espero que las melodías no se quemen cuando el sol salga en el amanecer.

Una rabia silenciosa serpentea por dentro de mis venas durmiendo, esperando a que llegue la hora de hacer que todo arda. Convertir una noche en día mientras mis llamas hacen danzar los coros descompasados de gritos de terror. Monstruos que salen a la cacería en la misma noche que todo decide irse al garete. Muchos afirman conocer el infierno, pero yo lo conozco y su silencio se convierte en una espada que lenta y letal que te hace sangrar mientras que a carcajadas el diablo te humilla.
Parezco salido de otra historia de un escritor mediocre que espera paz entre palabras y personajes inventados. Parezco provenido de alguien que quiere ahuyentar la realidad de su patética existencia, de alguien que busca algún consuelo, algún lugar donde dejarse caer muerto.

Pero claro, algo que jamás podrá contar tendrá que ser escrito. Algo que no se atreve a contar, lo ha de escribir escondido entre palabras casi indescifrable. La gente que lo entienda, bienvenida a mi circo. Pero no os permito que creáis que me podéis herir con unas palabras o hiriéndome con acciones que os perjudiquen. Porque ante vuestros ojos me mantengo de piedra. Mi flaqueza me despierta. No quiero perder ni ganar. Os voy a demostrar lo que mi rabia me puede hacer aguantar. 
 

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