Grito Vacío
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martes, 28 de agosto de 2012

Tempus fugit

Simplemente y llanamente veo el agua fluir y sin detenerse, decido asomarme a la orilla. Veo mi reflejo llorar y lamentarse, está triste y frío. Odio el frío, me enoja. Pero esta vez no comprendo los lamentos de mi reflejo. Llora tanto que creo que sería capaz de ahogar a un pez entre sus lágrimas.
Miro en sus ojos, no solo hay lágrimas, ni dolor, hay mucho más… Hay una llama que baila al compás del viento, que danza entre los troncos. Una llama que poco a poco comprende que no es más que una brasa y ha perdido todo aquel poder, esa gracia, ese calor. Ha perdido una guerra que nunca estuvo para ser ganada. Siente que poco a poco se muere de frío, que pierde la noción del tiempo mientras mira a su alrededor, ¿todo se ha vuelto más rápido o el que se había vuelto más lento? Ahora no tenía nada más que cenizas, su calor se desvaneció como los besos de la primavera.

No siente miedo, no siente rabia, no siente nada más que lo que su sonrisa muestra a nuestros ojos. Un frío invernal triste, preocupante. No una sonrisa falsa, no un intento de ocultar su dolor, no. Es un símbolo que muestra más allá de cualquier saber que ahora es de roca, que ahora no le van a herir. Que sin miedo, te tenderá la mano sin temor a que le arranques el brazo. Porque él ya no tendrá piedad. ¿Sufre un gato al comerse un ratón? No. Le han pedido justicia, le han pedido perdón. Pero él ni es juez ni es dios. Él ahora es un niño que igual que un adulto es capaz de apretar a un gatillo y no pestañear a cada trueno que sale de cañón.

Pierde su humanidad, pierde su corazón, perdió algo más que el amor. Perdió las ganas de levantarse por las mañanas y de volverle a sonreír a la luna. De reírse de sus desdichas con una cerveza en la mano. Su sed no se sacia ni con vino ni con agua. Su hambre no es de carne.

Así que vuelvo a mirarle a los ojos a mi pobre reflejo. Siento lástima de él, siento respeto, siento algo parecido al miedo. No es malo, ni bueno. Es el frío del profundo invierno, es la oscuridad de una noche sin luna. Es el cristal roto que resbala por tu piel. El invierno se acerca y él lo sabe. No necesita más que una pista para encontrar la salida. Ya sabe dónde está la llave, solo necesita encontrar la cerradura.

No comprendo que es esta sensación que nace dentro de mi pecho cada vez que lo veo. Me niego a ser ese reflejo. No puedo ser yo. Me acerco al río, me fijo más detenidamente en sus gestos, en un rostro. Intento acariciar la superficie del agua. Sonríe y me arrastra a lo más hondo, me mira con unos ojos que no son los míos. Esos ojos de lobo. Intento gritar, pero el agua me ahoga. Siento como me muero lentamente y sin poder remediarlo. Así que has vuelto, ¿eh Werwolf?

jueves, 23 de agosto de 2012

Que se forjen las horas.

Si hubiesen silencios y susurros tal vez podría verte. Pero entre el azar y el viento en contra hacen de este andar algo raquítico. Quiero pensar que jamás llegaré a ver llorar al nuevo día que despunta entre las montañas. Pero hasta el cielo se marcha para que no lo vea jamás. No pienso hacer florituras con las llamas de mi mechero, ni malabares con mis cigarrillos encendidos. Voy a ver y a dejar de mirar, que las lunas guíen mi camino, que no se detenga la melodía. Que no cesen las sonrisas...

El humo danza entre mis pulmones y sin toser doy otra calada más. Verme reventar, ver como todo estalla, como se va todo a la mierda y quedar solo las cenizas de un bonito recuerdo. Mi sonrisa dejó de ser bonito cuando olvidé a llorar. Nadie me enseñó a respirar y sigo esperando alguna caricia que me haga arder. 

Mis pies están cansados, mi vista ya no distingue las formas. He de reconocer, que tengo tu nombre arraigado dentro. Que no lo olvido con facilidad. Tus recuerdos son un torrente que me arrolla con arrogancia. Me tuviste de rodillas, ahora estoy de cuclillas esperando a saltar. Voy a escapar por la ventana. Saltar a cielo abierto, que nadie podrá alcanzarme y sentirme otra vez en la inmundicia de la soledad. Que nadie me detenga es aún más triste como ver como nadie me puede detener. No soy viento pero sigo siendo igual de escurridizo.

A veces creo olvidar que juego contra el mundo. Que desde que sale el sol hasta que  se acueste la luna he de mantenerme con los ojos abiertos para no perderme nada. Saltando y mirando el balcón por el cual me he abalanzado, veo que el cielo se hace más pequeño. Los edificios se lo comen lentamente sumiéndonos en una gran cueva. Que el humo no nos ciegue los ojos ni nos pudra los pulmones. 

Creí haberme equivocado pero solo veo una realidad cruda o mal echa. Si tienes miedo, no cierres los ojos. Toma una bocanada de aire, mira al frente y no tiembles. Estás de frente ante el vacío y solo quieres orinar en la esquina de atrás. Mírate, pronto esto se va acabar, o el miedo te devorará y lucharás por vivir o mueres. No es más sencillo que lanzar una moneda al cielo y deducir si saldrá cara o cruz.


Nosotros decidimos nuestro destino, no pierdas tu camino. Solo tu lo vas a andar.

viernes, 17 de agosto de 2012

Piedras y hojas, paisajes y momentos; estos son solo ingredientes para una historia y tan siquiera una buena historia. Falta algo de magia, falta alguien, faltan varios personajes, falta un gran problema. Y ante todo en una buena historia, se necesitan sentimientos, el motivo por la lucha, el odio contra el opresor, la fuerza de la venganza, el amor a la libertad. Ese motivo unido a las ansias, son la leña y la chispa para encender una buena hoguera. Pero no tengas miedo, si arde, que encienda el bosque entero. Deja danzar las llamas, que bailen con las ramas. Que solo queden las cenizas y el crujir de las ramas calcinadas. Que no quede nada en pie. Y cuando nada quede, cuando el viento se lleve los restos, planta una semilla y déjala crecer. 

El odio engendra odio pero no siempre ocurre, en asuntos del corazón no existe ninguna ciencia exacta. No tiene sentido, pero el odio también da pasión, el amor nos puede sumir en la desesperación y seguir pareciéndonos algo bello y hermoso. Como si el dolor ya no fuese con nosotros. Pero si te atreves, mejor dicho, si puedes contarme una historia sin que ella te engulla... Vamos valiente, a ver si puedes. Y no vas a poder, toda historia para nacer necesita de narrador. Unos hacen historia, otros la escriben pero pocos ambas cosas. Deja de temblar, mira el cielo y cuenta las estrellas. Ellas te acunarán en la arena. No necesitas zapatos si caminas por la costa. No necesitas de paraguas si está el sol fuera. 

Si tienes un sentimiento, tienes momentos, tienes recuerdos, tienes historia. Que hablen bien o mal, que más da. Eres tú y vas de mi mano. Lo que digan los demás, que se lo guarden para sus corazones, que se atraganten con las palabras pútridas. Yo voy a guardar mis espaldas, voy a dejar bajar mis pensamientos a lomos de una cabra y correr por la montaña. 

Es cierto, amar y escribirlo es tan inútil como un grito escrito en una hoja de papel. Nunca mejoran tus problemas plasmarlos en el papel. Que lo digan y se lo crean es como montar a lomos de un elefante rosa con tutú morado. Es imposible, los elefantes no llevan tutú. Que soplen a favor del viento y creerse que dominan el movimiento de las hojas. Digan lo que digan, escriban lo que escriban, van y vamos a perder. Esta guerra nunca estuvo hecha para ser ganada. Amar y perder, amado y derrotado.

viernes, 10 de agosto de 2012

Esclavos del Destino

Hemos empezado a pensar, hemos dejado de sentir. Pero este sentimiento que nace de dentro del pecho sale en forma de lágrima por mis ojos, una lágrima tras otra, que bonito. Hoy el rap entra en mí como algo más que música, entra en forma de vida. Hoy quiero sonreír, pero lloro. Odio este descontrol, pero es el efecto del sentimiento unido a la buena música. Dicen que llorar es una muestra de debilidad, pero yo sigo siendo fuerte y para eso uso botas de plomo. No tengo miedo a que se rían de mí. Tengo más miedo de ti, que de otros con dos cabezas y que escupen escarabajos. 

Voy a dejar mi traje negro, hoy vestiré de verde. La esperanza crece en mí como un árbol. Yo hoy he dejado de ser un trozo de cristal y me he derrumbado. Hoy siento como mis pecados se han marchado por su propio pie. Pero hoy voy a cambiar mi realidad, yo los acojo como a hijos. No se van a marchar muy lejos, teniendo a mi lado un lindo hogar. Estoy perdido, pero nada me importa. Hoy estoy feliz. He cambiado y estoy consciente de ello.

Hoy las mentiras que hoy me encadenan a la tierra, para su desgracia hoy mi voz hace temblar la tierra. El progreso es cada vez más parecido al retroceso entre los países y las sonrisas de los críos sustituidas por los llantos de madres al verlos morir de hambre. Vivimos en tiempos de guerra, en una guerra sin armas. Vivimos en una guerra silenciosa y desgarradora. Algo me esta pasando por dentro que me hace ver lo que pasa por delante de tus ojos. Vamos a sonreír, hemos recogido los frutos de un pasado que nació con lágrimas y tristezas. Hoy esas semillas son sonrisas y alegrías. Teñid de negro mis sueños y tal vez vuelva a ser una bestia pero también os puedo arrancar la cabeza. 

Si te invade el silencio grita, si te invade la soledad ábreme la puerta. Lo siento sino te abrazo, procuro mantenerte a mi lado. No quiero perderte entre la niebla. Subiste a un tren del que sé que no tengo plaza, pero se que puedo esta noche echar a volar. Vuelvo a ser un niño, hoy he vuelto a llorar sin motivo. Llorar porque quise. Para hacerte fuerte primero conoce al débil. Luego mírate en un espejo y mírate a los ojos y conócete.

Si estás solo lucha, si estás acompañado lucha. Si no quieres perder, lucha; si no lo haces tú, lo haré yo.

 

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