Grito Vacío
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miércoles, 20 de junio de 2012

Mi petaca

Y joder, como odio el viento que me desaliña el pelo. Pero este peinado me sienta divino. Arranco una rosa de cualquier jardín y me dedico a robar sonrisas con mi máscara. Quiero derrumbarme, que el agua vuelva a estrangularme el cuello, que me bese el viento solo para quitarme el poco aire que me queda. Otro empujón al precipicio. Recordaré cual fue mi nombre antes de comenzar a andar.

No tengo tiempo ni para sentir miedo, no tengo tiempo para amarte como es debido. Tú comenzaste a andar, yo me lancé a correr en dirección opuesta. No es para salir de la oscuridad, quiero adentrarme más, quiero hurgar en una herida que tan siquiera ha nacido. Voy a necesitar: cigarrillos, una petaca, una caja de cerillas, ron y algo de dignidad, si puede ser algo de orgullo y unos cojones más, los míos me los dejé en la entrada.

Me pongo mis gafas de sol, me arreglo el pelo y la barba. Miro al frente, miro a los lados y detrás. Perfecto, no tengo a nadie. Hecho a correr, no cierro los ojos, mi camino queda marcado por las señales de humo. Huelo el olor del viento fresco, libertad. Huelo vida. Acelero el paso, siento una presencia que me sigue, me da igual. Cargo mi revólver y giro sobre mi mismo y corriendo de espaldas disparo a la oscuridad. Se que le he dado, nunca fallo más de dos balas. Sonrío, pero de pronto un brazo lleno de sangre sale entre las sombras con las balas en las manos. Una voz de fondo empieza a reírse, así que hecho a correr más rápido...

Una luz, de allí viene el viento. A medida que me acerco, mi corazón bombea más aceleradamente, esa cosa me sigue y ahora más deprisa, creo que tiene tentáculos y muchos ojos. Odio a los que tienen más de dos ojos. Me hacen sentir observado, joder. De pronto tropiezo y lo que antes era una grieta, era ahora un agujero. Apuro mi última calada, miro hacia atrás. Me apoyo en las paredes, un paso y saldré de aquí. Me detengo para ver el rostro del ser que me perseguía. Cuando un tentáculo salió con una chica agarrada por el tobillo. Este reía mientras yo para mi asombro te veía ahí colgada, medio muerta. No  se que coño te ha pasado, pero no voy a ver lo que te va a pasar...

Salto al vacío cuando el monstruo con un tentáculo me agarra el tobillo. Me hace irme de morros contra el suelo, joder, me he quemado con la colilla. Pero de sus adentros una voz empezó a burlarse de mí. Otro tentáculo estrella contra mi pecho. Mierda, se ha cargado mi petaca... mi ¡¡¡PUTA PETACA!!! Saco el revolver, cuatro granadas de mano y otro cigarrillo. Gilipoyas, hijo de puta... Me enciendo mi siguiente cigarrillo, una suave niebla nos envuelve. Se ríe, menudo imbécil.

Y en acabar el baile, en mi espalda una princesa derrotada por el cansancio estaba dormida. Mi petaca destrozada y mi ropa llena de sangre. Joder. Apago el cigarrillo y rebusco entre sus bolsillos hasta dar con la petaca, doy un sorbo y recupero el conocimiento, la miro y le obligo a beber. Le meto un par de bofetadas para que se despierte. La dejo tumbada en el suelo y al lado una nota de disculpas por quedarme con su petaca llena de licor barato.

domingo, 17 de junio de 2012

Incluso si los cielos se hacen ásperos.

Ir al baile agarrado de tu mano, besarte en la mejilla y bailar toda la noche. Querer llevarte a la orilla al lado del puerto y escondidos entre nuestros abrazos, acariciándonos y mordiéndonos mientras jugamos con la mirada. Amarte hasta que salga el sol y a pesar de que no soy de tu tierra y ser un trotamundos andante, se que tienes un castillo del que hoy te dejaste las llaves dentro. No tengo casa ni cama a la que llevarte, por eso te tumbaré en la arena, para así ver el amanecer, enredado en tu cabello. Quiero escribir un te quiero en más de una línea, en forma de poesía pero soy otro desgraciado que no sabe echar los dados en este juego de azar. Demasiadas cosas cargo a mi espalda, demasiadas miradas puestas en esta jugada, en este juego entre juegos, esta es nuestra gran hazaña.

Porque hoy bebo a tu salud, porque hoy quiero encenderme un cigarrillo y lamer tu cuello. Y que cuando nadie me vea, arrancarte de un bocado un trozo de corazón y tomarte en esta noche de luz de luna. Suaves tragos de ron acompañados por el vibrar del viento. Te veo sentada viendo el horizonte y la luz del sol directamente a los ojos. A veces te juro que no te entiendo, tienes la sonrisa del cielo y las lágrimas del vino. Quisiera protegerte pero siento que no quieres que me acerque, siento que este no es mi lugar. Así que echo los últimos troncos a las llamas, tan pronto se va la luna, mi corazón se convierte en cenizas y me pongo el disfraz de bufón para hacerte sonreír.

Que tal vez nunca conozca el cielo, que tal vez jamás pueda acariciar una nube, pero esta noche fuiste mía y no necesito nada más que otro sorbo de esa botella que tienes entre los dedos y que besas con tanta pasión. Porque aún sabiendo que no me quieres sigo siendo de acero, que sigo siendo el mismo de antes. El tonto que sonríe por ver como se mueven las manecillas de un reloj. Que es feliz con solo ver sonrisas. Ser el que pierda, al que le lancen piedras, pero mientras me las lancen a mí, nadie tocará tu piel de seda. Porque bebes de mi felicidad, porque me das calor y siento que nada me puede dañar. Que puedo hacer estallar las cosas con solo tocarlas. Sonreírte, llevarte al baile y hacerte la princesa. Liarme un cigarrillo y entre tus suaves labios. Llevarte otra vez a la costa y repetir la historia bajo la luna.

Y el tiempo es tiempo y tus ojos vuelan de nuevo directamente hacia el cielo. Vuelves a elevarte hacia arriba, me pides que te agarre la mano e irme contigo hacia los más alto. Pero yo soy otra persona, soy un cualquiera que no quiere volver a volar con las alas de otra dama, aún soy débil. Te sonrío y cierras los ojos, me besas y te elevas entre el humo de mi último cigarrillo. Tus plumas cubren ahora mi cielo, tu olor es mi viento. Ahora vives a la izquierda de mi pecho. Te guardo escondida como figurilla de cristal de la que no me voy a desprender. Ahora marcharé de nuevo solo, zarparé y viajaré hasta el horizonte. Me gustaría volver a encontrarte, pero tú eres un ángel y yo otro navegante sin destino.

Y en esta noche de paz y llamas, el mal de dentro de mi ser se convierte en cenizas. Y como si del último día se tratase, te agarraré de la mano y juntos saltaremos a las llamas. 

lunes, 11 de junio de 2012

El tiempo fluye quieras o no

Andando entre los pliegues del tiempo busco una sonrisa que eclipse las estrellas. Esa sonrisa que cure las lágrimas y las convierta en vidrio de colores. Me gustaría besar esos labios pero ahora no tengo tiempo. No se si quiero arrodillarme en esta lluvia. Pero a pesar de todo me siento delante de la hoguera mientras viejos diablos cuentan  sus últimas hazañas en los bares. Bebiendo cerveza y fumando ante la luna y escuchando los lamentos de su reflejo en el gran charco.

Rebusco en mis bolsillos y no encuentro ningún chicle de fresa. Lástima, me enciendo otro cigarrillo. Me pongo mi sombrero y mis guantes. Es hora de moverse, ya no me siento cómodo. Hace días que no llueve, hace días que no sopla el viento. Pero hace días que este día sabía yo que llegaría. Era cuestión de tiempo. Sonrío de nuevo al sol, no se podrá quejar, con lo que hemos pasado y que la puta rivalidad aún no haya menguado.

No se si será por el tacto del suelo bajo mis pies pero encuentro el camino más blando. Me subo a lomos de un caballo con complejo de pony. Acaricio su crin y monto a pelo en dirección norte. Veo los edificios asomarse por el horizonte, llego a casa. Vaya, pues sí que ha cambiado. Se ha vuelto más grande. Bajo del caballo y hecho a correr hacia las puertas con prisa. Miro mi reloj y veo que aún son las doce del medio día. Joder, mis pulmones me ahogan, coño esto de fumar ya no es tan placentero. Así que me adentro entre los callejones y me acomodo dentro de una taberna. Tiro mis cigarrillos al suelo y antes de llegar al suelo ya no estaban allí. Bueno, mejor para mi salud. Apuro mi cerveza y salgo corriendo hacia la fuente. El humo de los coches, toda la maldita polución, joder que gusto es volver a casa. Me vuelvo a poner la máscara de lobo y dios solo sabe que nadie me podrá apartar de mi camino, ahora que voy a tu encuentro princesa, soy de acero.

Cojo otra bocanada más de aire y salto más alto, vuelo sobre los coches. El grito de los hombres y mujeres, la cara de asombro de los niños al ver a uno de los suyos sonreír y saltar por encima de su barro ya seco, con una capa verde, si camisa y con un trapo en la cabeza. Con luz de vida llena en mis ojos y con fuerza en mis piernas voy a romper el cemento a patadas. Saltaré sobre el mar de asfalto...

Y te encuentro sentada con tus vaqueros y tu sonrisa al verme asomarme de entre las cabezas. No puedo evitar sacar mis alas y echar a volar. Veo la luz del sol y sin mirar al cielo. Te tengo en mis ojos y nadie podrá hacer que salgas. No llores porque me fui, no llores porque eres hija del viento. No llores porque no te pude besar. Eres hija del viento. Ahora eres dama, además te has vuelto morena y esbelta. No tuviste que esperarme. Eres la que manda, la que juega las piezas. Diriges la partida, yo solo soy una pieza. Yo no soy nadie, solo mendigo sonrisas y arresto lágrimas en un vaso. Soy el narrador del encuentro de la princesa y el chulo.  

jueves, 7 de junio de 2012

No hay venganza, solo placer y rabia

No soy ningún diablo, pero cuando me cabreo escupo fuego. Me molesta más esta mierda de mundo. Me dan ganas de agarrar una barra de hierro, partir cabezas. Ahogar a todos con su propia sangre. Estrujarles la cabeza, hacer que por sus ojos salga toda la sangre y su cerebro como si de plastelina se tratase ¿Querías joderme hijos de la gran puta? ¿Pero de que coño salisteis? Solo oleéis al podrido del pescado en esta mierda de mercado llamado mundo.

¿Creéis que vuestra miserable mierda de vida va mal? Esperad no caer en mis manos. El infierno es un juego de niños comparado con lo que tengo en mi mente. Vuestras mentiras, vuestro veneno... ¿os hace de acero? Solo sois unas crías sin cerebro con delirios de grandeza. ¿Os creéis malos? Pues yo entré en ese mundo y salí por mi propio pié. Soy de la misma naturaleza que la mala hierba.

De un puñetazo romperé el acero de vuestros dientes, os pondré las gafas de lentillas. Beberé de vuestro terror cuando intentéis meterme en la hoguera. Yo no prendo. No busco el perdón por cortar cabezas como las vuestras, mi camastro ya está preparado en el infierno. No por nada, es que en el cielo hace demasiado frío para mi gusto.

Juego con el demonio a dardos, la diana hoy es tu cara. Venid a nadar al río de pirañas. No duele, solo pica un poquito al principio. Os cortaré el falo con mi navaja para el afeitado. Os sacaré los ojos para colgarlos en el espejo retrovisor de mi coche. No os correréis del placer, eso os lo aseguro. Con vuestros huesos voy ha hacerme unas bolas de billar. No hace falta que llaméis a superman. No os podrá salvar. fumo criptonita.

Os daré de fumar, os daré de comer y beber. Luego os cortaré la planta de los pies y os haré correr por un descampado como si fueseis mis cobayas Os voy a dejar ver la luz, voy a dejar que seas libres, que lo valoréis, que os arrepintáis. Pero luego iré en vuestra búsqueda, os engulliré en la peor de las pesadillas. Os llevaré al infierno de mi mente. Lo vuestro no tiene perdón...

domingo, 3 de junio de 2012

Calipso y Odiseo

No siento que en mi pecho aflore nada, no siento ni el color del viento. Me gustaría oler de nuevo el perfume que se esconde en tu cabello. Besarte cerca del cuello mientras te agarro de las manos y entrelazamos nuestros dedos. Tensas los músculos, te estremeces cuando me acerco más a tu espalda. No sé que pinto yo abrazándote esta noche de verano. Tampoco sé que pinto besándote en el cuello mientras miras la playa y con tus pies garabateas la arena. Esperamos juntos el amanecer y cerca de nuestros cuerpos, se encuentran los restos de una vieja hoguera. Las pocas llamas que quedan fueron testigos de nuestras caricias, nuestras palabras acalladas por su suave crepitar. 

No busco repetirme, pero ya no quiero beber más vino. No necesito ron para las heridas que me quedan, solo un poco de zumo de limón para despertarme de este sueño. No quiero estar viendo así el cielo, quiero ver tus ojos y besar la palma de tu mano. Tu olor a sal, tu piel se vuelve cristalina. Una leve capa de arena te envuelve y te protege de mis manos. Tan cerca y tan imposible de acariciar. Así que me rindo y me tumbo en la arena. Alargo el brazo y me acerco los restos de tabaco y algo de papel. Te giras hacia mí. Tu pelo se vuelve viento y posee el color de la madre tierra. En tus ojos sigue esa luz brillante y rebelde. Sigues desafiante, pero esta vez te envuelve esa aura que te da la victoria sobre mí. Tienes el semblante serio y el sol emerge de entre las aguas sin detenerse. Me enciendo mi cigarrillo y no puedo apartar mi mirada de ti. 

El sol nace de entre tus piernas, sube por tus caderas. Marca tu silueta volviendo tu piel morena y ardiente. Dan ganas de arrancarte la ropa de un mordisco y llevarte a la arena. Tumbarte entre el ir y venir de las olas, acariciar tu pelo empapado y morder suavemente los labios. Pero no es que no lo pueda hacer, es que tu tampoco querrías que te agarrase de la mano. Sigo igual de frío que siempre. Pero entre mi toalla busco mi sombrero y mis gafas. Se que me tengo que marchar. Tu has de encontrar tu destino en el mar. Yo ya renové mi pacto con Lucifer. Una porción menos de alma si siegues conmigo en la arena tumbada. Pero pagué el precio y estás levantada. Me miras y te acercas y me besas en la frente. No entiendo por qué empecé esto si ya conocía el final. Te miro aturdido, siempre te ha gustado mosquearme. Para ti es un juego serio, para mí, la vida. Me gano la vida vendiendo y robando sueños. Soy bufón entre bufones, pero respetado entre reyes. 

Pues tú ya tienes el viento entre tus labios, el agua entre tus manos, ¿para qué sigo a qui?. Ya no eres viva, eres inmortal.
 

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