Grito Vacío
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viernes, 23 de septiembre de 2011

Con nuevos ojos...

Siento que te echaría de menos, que lloraría tu perdida; pero por más que lo intento odio y rabia es lo único que siento. Tu recuerdo grabado a fuego, mis cicatrices, mi vacío en el pecho, esa espada corta almas con la que me heriste dejó una cicatriz muy visible, creo que hasta demasiado. La niebla de la ira, el hambre de la venganza, la locura me alcanza, todo esto nubla mis sentidos, son casi ya nulos. Pero ya me da igual, un olor familiar llega a nariz. Sangre...

Sangre. Mis ojos vuelven a echar chispas. Abro los ojos y veo como unas viejas cadenas de hierro me atan a la niebla, a la tierra al mundo. ¿Otra prisión? ¿Cuál fue mi condena esta vez? Mis extremidades están entumecidas. Voy a morir... 

Y como si un réquiem sonase en mi mente, una pieza magnífica, mi cuerpo responde a mi mente, solo queda un  instante de vida. Unos segundos, empiezo a gritar, nadie me oye. Me da igual, siempre estuve solo, nadie me ayudó y se que seguiré igual...

Imbécil desagradecido, ¿qué te pasa? Yo no cuento, ¿verdad? Voy a morir por tí, por muchas veces que te aúllo no me escuchas. Me diste tu alma, yo te dí mi corazón para poder andar. Ahora calla y empieza a andar, estamos aquí por tu culpa...

Una sombra se acerca hacía a mí. La música nunca cesó, se acercaba hacia a mí. Abatido caigo al suelo y la macabra imagen de un hombre con un traje blanco se acerca a mí. De la nada saca una silla y se sienta delante de mí, me mira y con las pezuñas marca el compás de la música. Me mira a través de la rendija de los ojos de su máscara burlona, me mira y cala su sombrero...mi sombrero.

Tú que eres débil, por fin te postras ante mí, ahora me vas a escuchar. Demasiados años gritándote y sin hacerme caso, tanto tiempo encerrado en el fondo de tu alma y sigues sin escucharme. Ahora que estás débil te mataría, te cortaría con el silencio de la muerte. 

Se quita la máscara y me mira, me veo a mí mismo enfrente de mí. Me sorprendería, pero ya nada me hace alucinar. Miro a sus ojos y veo la bestia dentro, veo a Werwolf, veo mi ira, veo mi soledad, veo a Dunkelheit. Y frente de mí estoy yo. Sonreímos los dos. Me incorporo, me observa y me sigue.

Y entonces llegamos al claro, vimos a la luna sobre nuestras cabezas. Me miré y solo estaba yo con un traje blanco, una máscara, una carta y un bastón. Rujo a la luna y vuelven mis botas y mi cazadora, he vuelto. Mis dientes volvían a estar afilados y era la hora de la caza. Tranquila mi amor, hoy derramaré la sangre de aquellos que me arañaron el alma. 

Otra vez siento el placer correr entre mis venas y empiezo a sentir la libertad mientras el olor a muerte me rodea y me vuelve a acoger.... Ahora somos uno más, empezad a temblar.

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