Voy a afilar mis dientes, tengo un
nuevo compromiso. Quiero no volverme sumiso. Me habéis retenido en una caja de
cartón. Espero un nuevo amanecer, volver a coger mi corazón de mi gabardina.
Cuando solo la luna asiste al canto de las sirenas todo se puede complicar. Las
princesas ya no dejan largas sus melenas, ahora calzan unas botas negras.
Rasgan sus vestiduras y gritan con rabia a sus príncipes.
Estás sentada frente al espejo, poso mi
mano en tu hombro y alzas tus ojos llenos de lágrimas y me miras. Siento
lástima, no mereces tal tortura. No hay palabras en tu corazón, no te puedo
leer. Eres mi misterio, eres una espina nueva en mi costado. Eres la bala que a
perforado mi botella. Me robaste mi petaca y me quitaste mis cerillas. ¿Estoy
llorando? No, es solo un maldito grano de arena. Miro las nubes, los truenos
marcan el baile, la lluvia cae sobre mi sombrero. Tu reflejo es solo un
recuerdo del pasado, pero para mí sigues viendo el mundo en el reflejo de tus
ojos. Saco mi revólver, disparo a las luces de la calle, llega la noche. Los
faros de un coche me iluminan.
Cierro el puño con fuerza, siento el
crujir de sus huesos ceder. Una lágrima de sangre le sale de los ojos atónitos.
Me miran con rabia, esos ojos que te robaron tu luz. Que te
robaron la libertad. Que te dieron un motivo para amar.¡Joder! Abro la boca,
siento como el calor desaparece poco a poco. Muerdo y arranco, disfruto del
banquete. Su cartera cae, la abro y caigo arrodillado en el suelo, busco el
consuelo entre las gotas de lluvia...
Y volví a ver tus ojos, mi ira
desaparecía mientras las gotas me azotaban con fuerza. ¿Qué he hecho? Soy un
monstruo. Tus ojos vidriosos y congelados en la imagen me miraban. Tú le
amabas, el fue mi creador. Te golpeó el alma y volví a ajustar cuentas. Le miro
y veo como su cuerpo inerte se levanta, me mira y posa su brazo sobre mi
hombro, entonces me veo sentado frente a un espejo....
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