Un
sentimiento extraño me invade, me hace sonreír. Dentro de poco algo va a pasar,
cuando me de cuenta que ya no te podré ver, que no podré sentir tus caricias.
¿Soledad? No ¿Miedo? No. No entiendo que me pasa pero es extraño.
Estamos
los dos tirados en la hierba, me acaricias la barba, ronroneo, no lo puedo
evitar. Busco tu oreja detrás de tu pelo, quiero morderte. Me esquivas. Otro
intento, casi lo consigo y respiras más aceleradamente. Mi mente se nubla,
estoy en algodón. No siento nada más que tu tacto, estas ardiendo y mis manos
están frías. Te sientas encima de mí, me miras, acercas tus labios a los míos,
suavemente. Te ríes y juegas conmigo, río y te extrañas. Me abalanzo sobre ti,
pero estás encima de mí y no te puedo alcanzar. Te abrazo, no te quiero dejar
marchar, aprieto mi cara a tu pecho y juntos nos fundimos. El cielo nocturno
está nublado, querías mirar las estrellas, pero no apartas tus ojos de los
míos. No quiero que corra el tiempo, quiero llevarte al cielo. Su pudieses
volar irías volando sobre el mar, irías a la Luna. Yo saltaría de un precipicio
y remontaría el vuelo, me posaría en tu ventana y te llevaría allá donde el sol
se enamora del mar.
Nos escabullimos entre la masa, no te quiero
perder. Te agarro de la cintura. No te quiero perder. Te agarro de la mano. Te
abro paso, no quiero perderte. Te beso en los labios.
Noche de fuego, noche de secretos. Corrí por
tus labios. Escondí mi llave del tesoro en tus ojos. El cofre está a buen
recaudo en mi jardín. En nuestro jardín. Pero ahora nos toca contar la
historia, luego seremos leyenda. Que el mundo nos mire, porque con tus palabras
de llama me hiciste olvidar algo más que mi nombre. Me hiciste olvidar el
dolor. Es extraño, pero me gustó.
Pero el
tiempo corre y ya ha venido el señor del castillo en el que vives. El castillo
al que llamas hogar. Eres la princesa, eres la dueña de mi mayor secreto. Eres
la dueña del mundo de tinta que estoy tejiendo al compás de millones de
canciones, gemidos y miradas que me regalaste en una noche.
Pasearé
contigo esta noche de luna nueva. ¿Querías ver las estrellas? Hoy estarán en tu
cielo, abrirán tu ventana y jugarán contigo esta noche. Te llevo como una
princesa y me susurras al oído que te lleve a casa, que te deje en tu cama.
Pero yo no se donde está tu casa, no he entrado en tu habitación, no se donde
está tu cama. Pero le pediré a la playa que me cuente sus secretos, acostarte
en una duna, que la arena caliente cubra tu piel del frío. Que tus labios besen
el cielo y que el aguate cante su canción de cuna. No se si yo estaré allí,
pero si no lo estoy, recuerda que yo soy Dunkelheit, en la oscuridad te
protegeré. Recuerda que yo soy Viento, que te acariciará todas las mañanas, que
estará escondido entre cada una de tus palabras, de cada bocanada de aire que
tomes. Recuerda que yo soy Tierra, que no te dejará caer, que te daré mis
frutos para no sentir jamás hambre. Recuerda que yo soy tu Secreto.
Mi Pecado, mi viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario