Grito Vacío
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domingo, 12 de junio de 2011

La llamada de mis hermanos....

Los rayos del amanecer se filtran por los barrotes de mi nueva celda. Durante la noche me trasladaron de celda, me sacaron de una caja de madera para enjaularme en una de cartón. Los rayos me insultan los ojos.
Esta es la noche.
Las nubes cubren el cielo, se aproxima tormenta. El viento fresco me trae el olor del miedo. Están esperándome. Saben lo que va a pasar. Mejor, yo solo me dejaré llevar. Tengo un hambre atroz, tengo sed. Ellos son los que mejor me conocen. Soy su criatura, ahora su demonio. 
 Déjame salir, ella saldrá llena. Quiero sus cabezas, retorcer su pescuezos y comerme sus entrañas. Quiero salir de esta jaula, quiero sentir esta tormenta.
Espera, quiero hacer de esto un juego, nuestro juego. Espérate, siente ese olor. El terror, la tormenta, el pecado está en el aire. Me encanta. ¿Recuerdas lo que hacíamos cuando éramos libres?
Si, comerme sus corazones. Eran sabrosos. Hasta que llegó ella. Ahora que ella ya no está, podemos volver. La noche ya no es la que era, nos está esperando. Hay muchos que nos recuerdan, ellos nos esperan. Serán el postre.
Me sorprendes. Nunca recuerdo verte visto tan ansioso ante una cacería. Lo debes de haber pasado mal. Tranquilo, la espera a valido la pena. Ya tengo lo que necesito.
¿Qué és? Aún no me lo has dicho.

Las horas pasan y la noche empieza a luchar contra el cielo... Una sombra se aproxima desde el horizonte. Su capa ondea contra el viento. Su guadaña corta la realidad. El sol se pone tras de él. La sombra sonríe: <Te encontré>. Giró el reloj de arena. <El juego ha comenzado, a ver con lo que me sorprendes esta vez, Werwolf>

Él ha llegado. Werwolf, es tu hora, nuestra hora. La sangre teñirá la tierra de rojo, la lluvia de sangre nos saciarà y su carne nos alimentará. Cuando el cazado se convierte en cazador, la sangre marca las reglas del juego, ¿no crees?
Si, es más divertido. Mi boca se hace agua al recordar el sabor de la carne. La luna está en lo alto. Es mi hora... Mantente alejado, esto será brutal.

Será divertido, recuerda, Él es mío. Bien hazlo.
(...)
Y su aullido llegó a los oidos de su primera víctima. El carcelero. Pobre, tengo lástima de él. Pero siempre hay bajas.
Es mi noche, la luna tiene sed, yo hambre. Nuestros hermanos se acercan, oigo sus cánticos a la luna, están eufóricos. Es normal, su rey a vuelto, más salvaje que nunca.

Aún recuerdo nuestro trono de marfil. Desde ese día que no he vuelto a ser yo mismo. Es hora de comer a los corderos. Su silencio es sagrado, su muerte recompensa....

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