Grito Vacío
this site the web

domingo, 20 de mayo de 2012

Don't cry


En momentos de silencio un ángel cava su tumba bajo las estrellas. En su medallón reza su nombre escondido entre las sombras. Lágrimas tatuadas en su mejilla muestran la herida que en silencio cicatrizó. Siempre encerrado entre cuatro paredes. Ni la luz es capaz de escurrírsele entre su pelo. Sus ojos grises escrutan la tierra y ella le sedujo.

Has llorado enfrente del río y nadie ha secado tus lágrimas. Has limpiado el barro de tu pala y mojas tu frente con el agua que fluye. Nadie se movió para buscarte de entre las sombras, nadie quiso salvarte. Pero sentado estás en un puente de hormigón y ves el reflejo del cielo en el agua. No se detiene y las nubes no se ven con claridad. Miras al cielo y ves que no tiene que ver con su reflejo. Es más hermoso y luce con un fulgor intemporal, entre tú y yo, él es inmortal. Tienes envidia, pero no le entiendes. Para él, nunca has sido más grande que un grano de arena.

Ahora todo está tranquilo, todo está en armonía, el murmullo del río y el cantar de las hojas. El mundo gira y nunca fuiste capaz de detenerlo. Te escondes recluido como un ermitaño, crees ser un hombre sabio pero no pasas de crío. Llegas a tu escondrijo, te haces un té y paseas la vista por la pequeña estancia. Te detienes cuando ves un mueble tapado con una tela. Te prometiste no volver a mirar. Él murió con su recuerdo.

La curiosidad despierta en tu interior y te acercas. El destino se encaprichó y la tela se escurrió dando a luz a un espejo con un marco de oro. Te acercaste y viste a un hombre con la piel quemada y desaliñado, sucio. Parecía estar cansado. Acercaste la mano para acariciar su rostro. Pero él no se inmutó. Siguió con los ojos puestos en los tuyos. Un brillo amarillo centelleaba en su mirada. Y con impaciencia el reflejo adelantó un paso agarrándote la mano, sonriéndote y saliendo del espejo. Y caíste al suelo inconsciente, el olor a incienso impregnaba la habitación.

La lluvia azotaba con fuerza a tus ventanas. Despertaste del sueño, no sabes cuánto tiempo ha pasado, pero un imperioso deseo de comer carne rugía en tus entrañas. El olor a tierra mojada había eclipsado al incienso. Te levantaste del suelo y viste el espejo. Ya no había reflejo, que extraño, ¿no? Lo tapaste de nuevo y abriste la puerta. Si nadie te ha ayudado, ya no lo harán. No dependas de nadie. Quita el polvo a la moto y sal otra vez a por la tormenta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 

W3C Validations

Cum sociis natoque penatibus et magnis dis parturient montes, nascetur ridiculus mus. Morbi dapibus dolor sit amet metus suscipit iaculis. Quisque at nulla eu elit adipiscing tempor.

Usage Policies