Grito Vacío
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domingo, 11 de diciembre de 2011

Cofre

Sentado en el sofá dejo mi mente vagar. La oscuridad no tiene fin. ¿Pero que le voy ha hacer? Bebo mi cerveza. ¿Qué me queda? En mi lista de tareas que debo hacer antes de morir sigue aún vacía. Una bala roza mi mejilla. Otra persona que ha decido que debo morir. Un nuevo nombre al que debo aterrorizar. No queda paz en esta maldita ciudad. Otro trueno que desafía mi corta existencia. Pero voy a huir. No tengo hambre. Quiero llenar mi petaca y limpiar mi traje.

La suave respiración de los muertos me acompaña en mi reflexión sobre la rebelión del orden contra el universo. La lluvia me previene de mi muerte. Es el último golpe contra el destino que el narrador me impuso. Saco papel y pluma. Una orgía de caracteres me mantiene en vilo. El olor de tinta, el rasgar del papel me excita. Sentir otra vez la pelea en mi piel. Recordarle al mundo que yo tengo el poder en mi historia. El diablo es el juez en esta partida de ajedrez. Donde no solo mueren las piezas. El sudor y olor a sangre vuelven a inundar la habitación. Mis manos frías, no siento la pluma entre los dedos, pero debo continuar. No puedo para de avanzar. Mi legado no tendrá fin. Porque vivo entre los espacios de una carta en blanco. Tengo de nuevo el veneno de tu recuerdo. Enciendo mi cigarrillo. Cierro mi libreta. No tengo nada más que aportar. Con el viento llego hasta tu ventana mi preciosa amada. Dejo mi corazón de tinta en tu cama. Cargo mis revólveres de rabia, ira y muchas balas en la recámara. Y me precipito sobre la oscuridad.

Ando sin rumbo, mi sombrero se lo lleva el viento. Me desabrocho la negra gabardina. Los siento aquí, me miran desde las ventanas, detrás de cada farola, entre los portales. Piden sangre. Quieren muerte. Y hoy me siento generoso. La colilla se resbala  de mis labios y se abalanzan sobre mi. Creo que es hora de llamar al que me metió en este follón...

Y sonrío al ver como los inútiles esfuerzos por detenerme se agotan. El terror se sus mentes me hacen gritar de placer. ¿Qué podría ser mejor? Pues matarles en lenta agonía. Mientras la luz del sol deja a la vista los restos de unos cuerpos muertos, los cuervos vienen a mi llamada. Mis lobos me esperan afuera de la ciudad. La cacería volverá a empezar en otro lugar...


Miro hacia atrás y te veo despertar de la cama, ya no habrá quien por las noches te atormente. Te entregué mi corazón. El te protegerá. Tú lo hiciste inmune al dolor. Mi historia y mi alma entre las páginas y un secreto encerrado en cada palabra. Tienes la llave, tienes el cofre. Solo tú me puedes arrancar el corazón.

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