No llores porque salga el sol, llora porque se ha ido la luna y su vino. Deja de mirarme con esos ojitos y dime esas palabras que te hieren el alma. Escupe el veneno que te atraganta. Me fui de tu lado por ver que ni de nuestras caricias salía una llama, me fui porque algún día tenía que volver. Ligero de equipaje y desde este risco veo el fin de color azul. No conozco nada que tenga que ver, pero si llega el fin no me lo pienso perder. ¿Habrán fuegos artificiales? Estoy ansioso, quiero ver si habrá una segunda parte.
Hay demasiadas dudas que afloran desde la primera mirada, otras desaparecen con un nuevo amanecer. Duele, siempre duele. Tú mírate y déjate llevar. Sonríe al sol, llora a escondidas de la luna en su cara oculta. Déjate llevar no solo por las sonrisas, piérdete entre los jardines. El olor de las rosas no es lo único hermoso esta noche.
Fumo sentado en un banco mientras veo como el tiempo pasa lentamente, bebo mirando tus ojos y recordándote a cada caricia cuando el viento sopla de cara. Me siento fallecer y no tengo a nadie que me agarra para cuando caiga. Creo que será lo mejor, este es mi problema. Dejad de sentir lástima y mirad vuestra piel y mirad la mía. Algún rasguño, un arañazo... chorradas. A mí me invitan a cerveza y luego me hacen pagar la cuenta. A mí me miran por arriba del hombro instantes antes de que salte por arriba de su cabeza. La gravedad es una costumbre que de vez en cuando se me olvida. Tal vez no lo parezca, pero sigo siendo igual de niño que hace unos años. Solo que ahora llevo una chupa de cuero y llevo gafas de sol, a veces hasta sombrero.
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