Grito Vacío
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miércoles, 21 de marzo de 2012

Suave e imparable

Algo dentro del pecho está palpitando con fuerza, algo quiere salir y no es amor, ni un corazón desbocado, sino el vómito que se me ha quedado en la garganta ahí encerrado. Qué asco. Me siento y llamo por teléfono a una agencia de viajes. Quiero marcharme pronto.

Las paredes están desnudas y tienen frío. Me enciendo un par de velas, me estoy quedando a oscuras. Pongo un disco en el tocadiscos y me siento a ver lo que sucede tras mi ventana. Y entonces se oye el bajo marcando el ritmo y la batería temblando en lenta excitación...

Veo bailar tu cuerpo desnudo ante las dunas que expectantes te miran, celosas de tus curvas. Tu mirada de leona hace que me excite, algo entre las piernas me araña. Siento algo que me consume, algo que me grita que salte encima tuyo. 


Te miro de nuevo y me sostienes la mirada. Tus senos brillan bajo la luna plateada, tienes los pezones empitonados. Te acercas lentamente, pisas la arena y ella se aparta de tus huellas. Te teme, eso me gusta. Mi corazón ya es tuyo igual que mi cuerpo. Haces que llegue casi al clímax con solo mover tus caderas apegada a mí. Cada minuto que pasa siento que pierdo más el control. Y está ese  infernal olor que proviene de tu cuerpo que hace que me pierda. 


Cierro los ojos, no quiero estar así. No lo puedo soportar, voy a perder la cordura. Me gusta. Te pones a mi espalda y tus manos sobre mi vientre poco a poco bajan y se aferran. Me arde la piel. Voy a estallar en llamas... 


De pronto me separo de ti, te sonrío y te tumbo en la arena, devoro tu piel a bocados. Estás sabrosa. Que sabor más celestial. Tu olor es más fuerte a medida que bajo por tus pechos. Te muerdo y juego con los dedos. Estas ardiendo. Entonces llego a esos labios con miel. Estás húmeda y aún no hemos comenzado, tú también querías esto. Te saboreo, relajadamente. Siempre relajado. Entonces rodamos juntos y te pones encima mío. Me sonríes, estás hermosa. Montas, siento como te mueves. Aceleras el ritmo, mi consciencia se nubla y de repente te detienes. No te pares, joder... De repente te agarro, mis caderas no se detienen, te muerdo los pezones y me arañas la espalda. Me besas, te muerdo en los labios. Quieres llegar al final, pero yo aún no he comenzado. Estás roja, gimes, gritas, te ríes, me besas, sonríes...


Me miras de nuevo a los ojos. Estamos los dos abrazados de nuevo y tumbados en la arena. Me susurras que me amas y te duermes entre mis brazos.


Y la música cesó. Oigo como llaman a la puerta, escucho como gira el pomo. Me levanto de la silla, me giro, sonrío y vuelve a comenzar la historia....

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