Supongo
que no importa, digo, ¿quién eres? Si tenemos finalidad en esta vida, no sé cuál
es. Lo importante es que ambos ahora estamos manteniendo una conversación. Sí,
una conversación. Si usar ningún chat ni
hablando.
Ambos
estamos mirando una pantalla repleta de bits e información que circulan libremente.
Que tú puedas ver esto, significa que quiero escucharte, aunque no puedo. Vamos,
una conversación consiste en un intercambio de información. Da igual que no parezca
importante, da igual que sea una conversación hueca. Hasta las cosas que no
somos, nos definen. Te invito lector a tener una conversación de persona a
persona.
Digo
todo esto, porque quiero llamar tu atención. Quiero que me mires y que me
hables. Uno solo siente un poco de miedo y vergüenza escribiendo a la nada.
Llamando a un teléfono que sabes que nunca nadie te responderá. Si te soy
sincero, me siento inseguro con cada cosa que escribo. Tal vez no sea lo mejor
que hayas leído, tal vez todo esto sea para nada.
Supongo
que, si estás leyendo esto, me dice algo que también has leído “Otro relato corto”, si no lo has hecho
da igual. Te invito a que lo hagas o cualquier otra cosa que esté escrita por
estos lares. Estos relatos son algo costosos, no siempre me apetece hacerlo. Lo
hago cuando puedo y me siento con fuerza para ello. El protagonista, es un
chico que no tiene nombre y que encarna mis miedos y dudas. Le tengo aprecio y
cada vez que pienso en él… Pienso en los tormentos que le quedan por sufrir y
pasar. Si te digo la verdad, no sé cómo los superará ni por qué digo esto.
Así
que seré claro, mi pregunta es, ¿qué buscas aquí? Yo tengo mi respuesta y
seguro, es diferente a la tuya. Da igual como lo mires, pero todas las
respuestas son correctas.
Hasta
la próxima.
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