Grito Vacío
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sábado, 13 de mayo de 2017

Otro relato corto (14)

            Ya había empezado a anochecer cuando Irandi y el chico habían encontrado una casucha a media hora de las murallas. El chico había recogido unas plantas y habían atrapado una pequeña liebre. Mientras el niño preparaba una pequeña hoguera, Irandi lo observaba muy detenidamente. ¿Por qué Shiin había decido llevarse a ese niño?

            Shiin no era el tipo de persona que le guste relacionarse con la gente, menos con niños.

            -Niño, acércate -dijo el sacerdote moviendo la mano, solo podía intentar una cosa-.

            El chico se acercó y lo miró a los ojos. El sacerdote sentía que algo no iba precisamente bien. Decidió ignorarlo. Lo inspeccionó con las manos, el chico estaba muy delgado. Aun a pesar de eso, el chico no era un enclenque. El chico parecía estar sano.

            Lo que más le inquietaba, eran aquellos ojos oscuros del chico. Necesitaba descansar, pero aquello le molestaba. Le agarró las manos y empezó a emitir pequeños impulsos de magia.

            -Estate tranquilo, puede que duela, pero no tardaré mucho.

            Existen dos tipos de personas, los que pueden canalizar la magia y los que no. Dentro de aquellos que podían canalizarla, existía gente que no podía usarla. Esta gente si no era tratada, podía morir por envenenamiento de magia. Según sus conocimientos, estas personas desarrollaban ciertos problemas. Algunos quedaban ciegos, otros no hablaban…

            A medida que profundizaba en el cuerpo del muchacho, más curiosidad sentía. El chico tenía compatibilidad con la magia. Los impulsos mandados no se atenuaban. Era increíble con qué facilidad se transmitían. Pero todo se estaba volviendo oscuro, Irandi se estaba aproximando al alma del chico. Cuando intentó sondearla, algo le bloqueó como un gran muro, rebotó y fue expulsado con violencia.


            Aquello había sido muy extraño. No era natural. Si Shiin había visto esto… Cuando se incorporó, vio al chico en el suelo. Tenía convulsiones. Rápidamente se acercó a la bolsa de Shiin y sacó el tintero. Usó una gota y la mezcló con agua para disminuir la dosis. Le dio de beber como pudo. Lo abrazó con fuerza hasta que se calmó. Lo acostó al lado del fuego y se sentó a su lado. Algo dentro del chico estaba consumiendo su magia. Algo o… alguien. 

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