Los truenos y la lluvia son quienes me acompañan esta noche. Un recuerdo que me pudre el alma, el aullido ahogado de los míos me despierta de la ensoñación, me quito la capucha y miro al cielo. Es hora de romper esta farsa, llegó el momento de despertar de la pesadilla. Abro los ojos, me levanto del suelo y me miro las manos. Soy mono hasta que me vuelvo gorila. Que empiece este baile. Se desgarran cada una de las horas para dar paso a otras, miro a un elefante rosa que me acompaña a todas partes, me sonríe y me mete en un coche.
Las luces se vuelven líquidas y acelera. Saco la cabeza por la ventanilla y el viento me deshace el pelo, sonrío. No puedo parar de reírme y entre las carcajadas se detiene el coche. Salgo con ansias de comerme el mundo. Llorar, ¿para qué? Y ese pensamiento me arrancaba desde el estómago una carcajada más estridente que la anterior y me hizo arquearme por el placer. No podía evitarlo, pero ese era el día en que yo tomaba conciencia de estar vivo. Había roto el cristal que me separaba del mundo y era yo quien andaba, era yo quien movía al mundo. Gritaba y acudían a mí personas que no conocía, también reían y otros se reprimían pero en todos había ese brillo en los ojos. Las ciudad era nuestra, nos miramos los rostros y empezamos a andar cada vez más rápido y más y pasamos a correr, a brincar. Una horda de personas corriendo por las calles gritando y riéndose. Gente que saltaba tan alto que arañaba el cielo, íbamos a dejar constancia de ello...
Porque tal vez esto se me esté yendo de las manos, puede ser que ya nada vuelva a ser lo mismo, pero tengo una posibilidad de ganar. Tengo la oportunidad de solucionarlo todo, que mis errores no hayan sido en vano. Así que ahí donde estás, mírame andar, mira como caigo, mira que no me detengo. Quiero que veas, necesito que comprendas que hay millones de personas que están peores que yo y siguen sin mediar palabra, se vuelven hacía los demás y les proponen un reto: "Alcánzame". Y dando brincos siguen avanzando. Yo voy a llegar hasta la cima aunque sea arrastras, girarme hacia los presentes y deciros... Gracias y adiós.
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