El hombre que acompañaba al chico
observó a su alrededor con cautela. Con una mano sujetaba al chaval. Con la
otra hizo un amplio movimiento y de su bolsillo saco el pequeño reloj.
-Mierda -exclamó-. Shiin se pondrá hecho
una fiera. Ei, mocoso. Agárrate fuerte.
- ¡No hagáis ningún movimiento!
-gritó un soldado en el mismo instante en el que levantaba la mano donde tenía
el reloj.
- Ya es tarde.
Tiró de la cadena del reloj, cerró
los ojos y murmuró. Todo lo que les rodeaba se tornó de un tono azul y gris.
Sin abrir los ojos, anduvo estirando del niño hacia delante. El chico estaba
asustado, le dolía muy fuerte la cabeza. Todo le daba vueltas, mientras el
hombre seguía tirando de él.
Cuando estuvieron a la altura de Vanesa;
el guardia con la armadura repleta de runas, giró sobre sí mismo asestando un
puñetazo a la cara al hombre quitándole el sombrero. El escenario azulado,
estalló. Los guardias estaban desorientados, pero el hombre de la armadura
estaba furioso.
- Se nos han escapado. Pero no irán
lejos.
Aún estaban desorientados, pero él
ya estaba gritando órdenes.
- ¡Vanesa!
- Dígame, amo.
- Vete a la Iglesia i dile al padre
Axel que vienes de mi parte.
-Sí.
Mientras Vanesa se alejaba, el
hombre conocido como Hefesto miró su armadura. Ya no había sangre en su puño.
Las runas de los guanteletes tenían un ligero brillo. Sonrió para sí mismo. Ese
hombre también era un hereje el cual la Iglesia tenía la mirada puesta en él y
en los rumores sobre sus investigaciones. Lo más importante, ¿qué relación
tendría con Shiin?
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