-¿Está Natalia?...
El guardia
estaba zarandeándome. Solo había sido un sueño.
-Han venido a
por ti. Sentimos las molestias.
-… ¡Frank!
Hemos venido a por ti.
- (susurros)
-Sí, ve y
ayúdale a levantarse. Solo han pasado dos días. Ve y no me hagas repetírtelo.
Era la tía Marian
y una sombra detrás de ella. Era Natalia. Me miraba con lástima. No soporto que
me miren con lástima. Solté un soplido, la miré con ira. Me levanté sin ayuda.
Mi orgullo me mantenía de pie. Fui donde me llevaba el guardia. Me dieron una
bandeja con mis objetos personales. Me giré hacia tía Marian.
-Ya debes
saber que pasó…
-Sí. No tienes
de que preocuparte, -la miré escéptico- es cierto, hace dos días encontraron la
cabeza de ese tipo en el río. El cuerpo no lo han encontrado.
-Oh…
Me dejó
descolocado. Miré a Natalia con dureza. No dije nada más hasta que llegué a
casa. Allí aún estaba mi café, al lado del portátil y mis papeles. Ya no iba a
necesitar esas hojas. Pero en el pasillo aún habían rastros de sangre reseca,
mía sobretodo. Me detuve al vislumbrar la pistola entre los pliegues de la cama
de Natalia. Ella estaba detrás de mí. Pasó por mi lado y me agarró de la mano.
Me llevó de nuevo al comedor. La seguí.
-Siento que te
golpearan… No…
-Cállate y no
me vengas ahora con lástima. Tengo el brazo jodido, –estallé de pronto, por el
dolor de mi brazo aún roto y el cansancio- te dije nada de problemas.
-Ya he hablado
con Marian.
-¿Y…? –la
miraba con fijeza. No me sostuvo mucho la mirada-.
-Dijo que
debías ser tú quien tuviese la última palabra, -levantó su rostro y me miró
fijamente a los ojos. Tenía enfrente a mí una elección importante. No me sostuvo la mirada mucho más rato- lo siento.
En mis manos
estaba la decisión. No me gustaba su carácter, su tono. No quiero que me
molesten. No quiero estorbos. La miré a los ojos y vi un brillo Olía a historia y tal vez por mi demencia o que Dios se sentía un poco cabrón.
-Tráeme una
cerveza fría, un paquete de RAW y unos filtros. Voy a darte una oportunidad a
cambio de tu historia. Y date prisa. ¡Va, corre!
-¿Raw?
-Tabaco. Había
un estanco en la calle de ahí detrás.
Me senté en el
sillón miré por el balcón. Las calles y el cielo tenían el brillar metálico.
Los vientos traían consigo la tormenta. Me daba igual. Con un poco de suerte
habría encontrado un filón de oro.
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