Grito Vacío
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lunes, 2 de diciembre de 2013

La La La

     La muerte se cierne sobre mis pasos, su suave velo arrastra consigo el viento y el día. Todo se oscurece a su paso. Su voz metálica hace a las piedras temblar. Me hace correr hasta el borde de un acantilado. No se si reír o llorar. Cada día la tengo más cerca y hoy la tengo a dos metros. Escupo sangre. Estoy magullado, tengo el rostro cubierto de tierra. Tengo frío y un par de costillas rotas. No quiero morir. 

     Harto de correr, harto de huir del destino. Me siento feliz de volver a sonreír porque así fui yo en el principio de la historia. No había noche que pudiese ahogar mi luz. Yo era el final del camino. Yo era el último rayo de sol que daba paso al invierno.

    Y es cierto, tenía miedo. No quería morir sin entender porqué, ver ante mí que la última posibilidad de sobrevivir, se esfumaba... Yo quería reír. Desde lo más profundo de mi vientre sentí un escalofrío que terminó con la más sonara carcajada emitida por mí hasta el momento. Me salían las lágrimas a borbotones. Me arrodillé y me asomé por el acantilado. La Muerte me había acorralado.

     Creo que en ese instante lo comprendí. Lo vi claro. Esto no era un juego, era como un cuento. Y en los cuentos, el protagonista no muere hasta que cumple su venganza, su objetivo final. Pero ni esto es un cuento, ni un sueño. No tengo tiempo a pensar, solo quiero aullar y rugir como el estrepitoso océano. No dejar piedra sobre piedra. Cumplir mi venganza. Sentir la sangre correr por mis venas y renacer de mis pecados. Obtener mi lugar en el infierno y entrar por las puertas grandes sin nada en los bolsillos, ni una mísera bala en la recámara.

      Tal vez nada sea cierto y esto sea el producto de mi locura. Hurgo en mi bolsillo y allí estaba mi petaca. Le di un sorbo y comprendí que era una pesadilla, estaba llena por primera vez. Por algún motivo me reconfortó creer que no podía morir. Me encendí un cigarrillo y me senté en el suelo, en el margen a contemplar el amanecer. Por primera vez no sentí miedo. Se podía decir que era adictivo, era incluso divertido. Era arriesgado, pero era mi vida y había conseguido enfrentar a la Muerte. Era yo contra el mundo, era Yo frente a mi Destino y he de decir que me he divertido. Y puedo asegurar que esto no es el fin. Mejores que  yo andarán por este sendero y seré yo quien les dará caza, ¿cierto mi señora Muerte?

NO TE LO TOMES COMO ALGO PERSONAL, ERA SOLO POR DIVERSIÓN jajajajjajaj TOMA TU SOMBRERO, SE QUE LO ECHABAS DE MENOS...

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