Y éramos rock puro y duro. Éramos la fría piedra, éramos la llama y la melena al viento. Gritábamos a la noche y desgarrábamos nuestros miedos. No éramos nada más que otros esclavos de esta droga macabra. Y como una estrella fugaz me estrellé en la tierra. Me quedé solo y tú quedaste con todos los demás celestes.
Mientras que la noche se fuga con la luna, yo me acuesto con otro rostro nuevo que he de olvidar. Tengo miedo de acostarme y no volverme a levantar. Aún sueño con nuestras noches de farra y con mi sed de venganza. No conozco el descanso, por mi sangre solo corre el miedo. Aún ansío aquella música ensordecedora, aquella que con su vibrar a mí me hacía surcar los cielos a lomos de una botella.
No se si es miedo, pero el frío y el olvido me obligaron a beber de este vino. Bebí todo de un trago y de mí nació una sonrisa libidinosa y un grito guarro. Mi mera existencia ya era obscena. No era porno, era el erotismo de la danza del fuego, salvaje y macarra. No había nada que apagase esta llama. Yo era el temblor de la tierra. Era el ruido, un acorde, lo era y además seguía siendo el silencio. Pero sobretodo yo era feliz...
Pero de aquel cuerpo en llamas, ahora solo quedan cenizas y la piedra que tenía por corazón sigue ennegrecida. El viento me trae nuevas melodías y me arrastra consigo. Siendo esta vez parte del huracán, de fondo se oirá un rugir, un aullido y mi canción.
Así es princesita, este es mi plan para volver al cielo del que no me ayudasteis a volver. Comenzará una nueva cacería. Plantasteis semillas y llegó la hora de la siembra. Que se pudra el mundo, ahora solo quedamos ellos, tú y yo. Que comience el juego...
No se si es miedo, pero el frío y el olvido me obligaron a beber de este vino. Bebí todo de un trago y de mí nació una sonrisa libidinosa y un grito guarro. Mi mera existencia ya era obscena. No era porno, era el erotismo de la danza del fuego, salvaje y macarra. No había nada que apagase esta llama. Yo era el temblor de la tierra. Era el ruido, un acorde, lo era y además seguía siendo el silencio. Pero sobretodo yo era feliz...
Pero de aquel cuerpo en llamas, ahora solo quedan cenizas y la piedra que tenía por corazón sigue ennegrecida. El viento me trae nuevas melodías y me arrastra consigo. Siendo esta vez parte del huracán, de fondo se oirá un rugir, un aullido y mi canción.
Así es princesita, este es mi plan para volver al cielo del que no me ayudasteis a volver. Comenzará una nueva cacería. Plantasteis semillas y llegó la hora de la siembra. Que se pudra el mundo, ahora solo quedamos ellos, tú y yo. Que comience el juego...
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