Las nubes vuelven a cubrir el cielo volviéndose metálico. Ando por el parque viendo la gente apresurarse, reírse y siendo partícipes de su propia vida, de su historia. Y por eso os voy ha hacer llorar. Mis botas acaban de ser limpiadas y piden cabezas que pisar. No se que coño me pasa, pero esta tormenta me hace reír. Y los engranajes de mi interior chirrían y tengo la necesidad de escupir todo lo que digo, saltar más alto y gritar más fuerte.
¿A dónde voy? Ni lo sé, ni me importa. Hoy creo que si piso fuerte, me basta para no salirme de mi camino. Aunque, ahora que lo pienso, esto se parece más a un sendero perdido entre las montañas. Ahora que llevo una sonrisa y mi chupa de cuero, podré encenderme el cigarrillo a gusto. Enciendo los motores de mi cruel imaginación y empiezo a empaparme de gasolina. La gente me mira, pronto lloverá y todos están atentos a mi mano. Me siento sobre mi moto, también empapada. Me pongo mis gafas de sol y me enciendo un cigarrillo.
Todos gritan y salen corriendo y como un chiste mal contado, me siento con la necesidad de reír. Arranco la moto y el motor ruge. No entiendo que pasa pero los truenos me acompañan allá donde vaya. De pronto como si el universo se hubiese contraído me pongo a gritar. Joder que calor. Pero me gusta, le arranco otro rugido a la moto. El viento apaga mis llamas, otra vez frío. Y ahora llueve. Mi destino no es morir. Me quiere mantener vivo y yo me río. Me tiene atado como un muñeco para sus juegos macabros. El destino es la zorra que se acuesta conmigo todas las noches y me persigue todos los días hasta el alba. Y joder, con lo buena que está y lo puta que es, pero es mi reina y si le ponen la mano encima me los como.
Y aunque esté atado a este destino fatal, hoy ella me ha regalado su sonrisa. Mi condena y mi alegría. A ella le debo mi sonrisa, a ella le debo mi fuerza. Y aunque muera, volveré a por ella. Y que se joda el mundo, hoy me he follado al destino y sigo vivo...
¿A dónde voy? Ni lo sé, ni me importa. Hoy creo que si piso fuerte, me basta para no salirme de mi camino. Aunque, ahora que lo pienso, esto se parece más a un sendero perdido entre las montañas. Ahora que llevo una sonrisa y mi chupa de cuero, podré encenderme el cigarrillo a gusto. Enciendo los motores de mi cruel imaginación y empiezo a empaparme de gasolina. La gente me mira, pronto lloverá y todos están atentos a mi mano. Me siento sobre mi moto, también empapada. Me pongo mis gafas de sol y me enciendo un cigarrillo.
Todos gritan y salen corriendo y como un chiste mal contado, me siento con la necesidad de reír. Arranco la moto y el motor ruge. No entiendo que pasa pero los truenos me acompañan allá donde vaya. De pronto como si el universo se hubiese contraído me pongo a gritar. Joder que calor. Pero me gusta, le arranco otro rugido a la moto. El viento apaga mis llamas, otra vez frío. Y ahora llueve. Mi destino no es morir. Me quiere mantener vivo y yo me río. Me tiene atado como un muñeco para sus juegos macabros. El destino es la zorra que se acuesta conmigo todas las noches y me persigue todos los días hasta el alba. Y joder, con lo buena que está y lo puta que es, pero es mi reina y si le ponen la mano encima me los como.
Y aunque esté atado a este destino fatal, hoy ella me ha regalado su sonrisa. Mi condena y mi alegría. A ella le debo mi sonrisa, a ella le debo mi fuerza. Y aunque muera, volveré a por ella. Y que se joda el mundo, hoy me he follado al destino y sigo vivo...
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