Grito Vacío
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viernes, 8 de diciembre de 2017

Tabaco

            - ¿Te has enamorado alguna vez?

            - No sé si llamarlo amor. Nos consumíamos mutuamente a fuego lento. Pero si me preguntas, no sé si es amor. Hay noches en las que sueño con su roce con mis labios. El valor que me inspiraba y el calor que me brindaba. No sé si llamarlo amor, pero sí que caí en su trampa.

            Ella era una habitual en las fiestas a las que íbamos mis colegas y yo. Había veces que ella estaba en manos de uno, luego a otro. Otras, estaba con todos a la vez.

            No la juzgues. Es su forma de ser y a nosotros no nos importaba.

            Las primeras veces que estuvimos solos, mis manos temblaban. Con el tiempo mis dedos recordaban y aprendían a tocar su cuerpo. Su piel era papel y bajo ella se escondían secretos que con el tiempo empecé a notar.

            Al principio, nos encontrábamos los fines de semana. Luego, entre las clases. Nuestra relación empezaba a envenenarme y no me importaba. Yo quería más de lo que ella me cedía. Así que puso un precio, gustosamente pagaba por él. Dejé de hacer deporte con la excusa del tiempo. Mis estudios empeoraron. Todo fue porque yo fui débil. Pero no me importó.

            Algunas veces, sentía que despertaba de una especie de letargo. Sobre todo, cuando me era imposible verla. Sentía que una parte de cabeza, había una voz que gritaba furiosa. Ella no me hacía ningún bien. Aún recuerdo aquella sensación. Fue en aquel momento que empecé a ver la verdad y no fue agradable…

            La comida no tenía el mismo sabor. Los olores que antes me deleitaban, ahora ya no estaban. En mis labios marcas negras y mis dientes machados. En mis pulgares, la piel también estaba como amarillenta. Dormía más y descansaba menos. Había perdido un tiempo precioso de mi vida. Y ella… bueno, ella seguía igual. En boca de tantos, liada y encendida. Siempre joven. Siempre consumida. Ella es el tabaco, un veneno que te consume. Y aunque me mata y lo sé. Pero hay veces en las que fumo o sigo queriendo encenderme un pitillo. Aspirar su humo y olvidarme de todo.

            Soy débil, porque antes también lo fui y me negué a ver la verdad. Y aunque esto no sea amor, has de saber que hay personas que son así. Te consumen y te vuelven una marioneta. Fui débil porque me dejé llevar por un romance que te pudre los pulmones, te aletarga y te mata lentamente.


               Ahora, que soy consciente, debo cambiar.

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