No he contado el números de amaneceres con los que me he encontrado ya. Pero hoy veo el salir del sol y solo se me antoja algo de rock. Una infusión fría en la taza y con la tripa vacía, miro por la ventana. Aún sin las gafas, ya sabía todo lo que iba a ver. Ahogué una sonrisa al escuchar una canción de esas a las que le tomas cariño.
Pienso, no estaría mal saber algo de música y poder tocar una guitarra. El rasgar de las cuerdas, notas que flotan por el aire. No una canción, solo con una melodía. Mi propio solo y para mi único público, yo y tejas frías.
Toda esa utópica realidad para unos segundos de placer. Una pequeña grieta cruje el hielo y se vuelve el rugido atronador que parte el iceberg. Joder. Siempre hay alguien que lo jode.
-PUTA ALARMA.
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